Fundación Casa Ducal de Medinaceli

APRILE DA CARONA, Antonio Maria

Fadrique Enríquez de Ribera, I Marqués de Tarifa, a su regreso del viaje a Jerusalen, en el verano de 1520, se detuvo en Génova con el fin de encargar, en el taller de los Gazini, varios sepulcros para sus padres y otros antepasados, animado por la fascinación que sintió contemplando en su viaje de ida la fachada de la Cartuja de Pavía, obra de estos marmolistas lombardos. Pace Gazini falleció en 1522, habiendo ejecutado solamente el sepulcro de Catalina de Ribera, por lo que otro marmolista lombardo, Antonio María Aprile, finalizó dichas obras escultóricas hacia 1525.

En 1525, viene a Sevilla con otro escultor, Bernardino da Bissone para instalarlos en el lugar escogido por don Fadrique; la capilla del capítulo de la Cartuja de Santa María de las Cuevas. La construcción de la iglesia de este monasterio la financió el Adelantado Mayor don Perafán de Ribera, comprometiéndose también al mantenimiento del mismo por lo que obtuvo el derecho de enterramiento y a colocar sus armas en las entradas y salas principales. Las estatuas yacentes de los progenitores del primer marqués de Tarifa, doña Catalina de Ribera y don Pedro Enríquez, se convierten en las primeras obras renacentistas que podían admirarse en la todavía islamizada Sevilla de comienzos del siglo XVI.

Fue tal su éxito que de vuelta a Génova los escultores tienen que fusionarse para poder hacer frente a la cantidad de encargos que los miembros de la nobleza sevillana les habían solicitado. Mucho tuvo que ver en esto las bodas del Emperador Carlos V en los Alcázares en 1526. Durante la estancia de la corte en Sevilla se pondrían de manifiesto las maravillas italianas propias del Quinquecento, propiciando así un deseo de emulación entre las clases más pudientes.

Más tarde, don Fadrique realizó un nuevo pedido de sepulcros para otros antepasados suyos pertenecientes a la familia Ribera que tanto habían luchado por la reconquista de Andalucía. Don Ruy López de Ribera y doña Inés de Sotomayor, padres del fundador de la iglesia de la Cartuja, al lado de la epístola. El conjunto formado por don Perafán de Ribera "el viejo", el mencionado fundador, junto con sus dos esposas, doña María Rodríguez Mariño y doña Aldonza de Ayala, en el centro de la capilla. En el lado del evangelio, se colocó la sepultura de don Diego Gómez, Adelantado de la Frontera, con su esposa doña Beatriz Portocarrero. Por último, en este mismo lugar, también se encuentran don Perafán de Ribera "el joven", padre de doña Catalina de Ribera, y sus esposas doña Teresa de Córdoba y doña María de Mendoza. Estas estatuas yacentes permanecieron en el monasterio durante trescientos años.

En 1838, tras la desamortización, desaparece el monasterio de la Cartuja, y los sepulcros se trasladaron a la capilla de la Universidad, en la Iglesia de la Anunciación, en el Panteón de los Sevillanos Ilustres, volviendo a su enclave original ya en 1992, con motivo de la exposición universal que tuvo lugar en Sevilla, al haberse rehabilitado para entonces el conjunto del monasterio.

Además del encargo de estas sepulturas, el marmolista genovés realizó también trece columnas, dos fuentes ochavadas y la portada de ingreso al palacio de don Fadrique conocido como la "Casa de Pilatos".  De las fuentes ochavadas solamente se conserva la que se encuentra en este mismo patio, que va coronada con una estatua del dios romano Jano y cuyo fuste está sujeto por delfines. En cuanto a la portada, realizada en 1533, se representa un arco triunfal romano en cuyas enjutas colocó Aprile medallones con la efigie de César y Trajano, los dos emperadores romanos más vinculados con la ciudad.

Obras en la colección


Sepulcro de Pedro Enríquez