Viacrucis a la Cruz del Campo
Su restablecimiento por la Pía Unión
En la Casa de Pilatos de Sevilla, todos los primeros viernes de marzo se celebra un viacrucis que rememora el que estableció Fadrique Enríquez de Ribera, I marqués de Tarifa a su regreso de Jerusalén, con el fin de perpetuar la memoria del que él había rezado en Tierra Santa entre lo que le señalaron como las ruinas del Pretorio y el Monte Calvario. Un asociación conocida como la Pía Unión a la Cruz del Campo, a la que pueden pertenecer cuantos fieles lo deseen y de la que son miembros natos todos los que compongan el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla y cada uno de los hermanos mayores de todas las hermandades de penitencia de la ciudad, se encarga de velar por su organización y mantenimiento para lo que celebra anualmente un cabildo preparatorio.
En la década de los cincuenta un grupo de entusiastas cofrades sevillanos, con el apoyo del Duque de Medinaceli y de Alcalá, Rafael Medina Vilallonga, estaban decididos a restablecer el viacrucis a la Cruz del Campo instituido por el I marqués de Tarifa que había dejado de practicarse a fines del siglo XIX. La oposición inicial del cardenal Segura, que no quería competidores del viacrucis que se celebraba el aljarafeño monumento al Sagrado Corazón de Jesús que había elegido como mausoleo familiar, retrasó el restablecimiento hasta el nombramiento como administrador apostólico del que hasta entonces hasta entonces había sido coadjutor de la archidiócesis, José María Bueno Monreal (J. González Moreno, 1992, p. 75).
Así, el primer viernes de Cuaresma de 1957 pudo celebrarse de nuevo el viacrucis conforme al itinerario establecido en el Barroco, partiendo de la Casa de Pilatos y llegando hasta el templete de la Cruz del Campo. Un año después, el 4 de agosto de 1958, el cardenal Bueno Monreal erigió canónicamente, con sede en la capilla de la Flagelación de la Casa de Pilatos una Pía unión que llevaría por título el de «Asociación Piadosa del Santo Vía Crucis a la Cruz del Campo», sin más fin que el fomento de la práctica devota del rezo del viacrucis entre las hermandades sevillana, al tiempo que aprobó sus reglas. Al año siguiente, el viacrucis ya se celebró el primer viernes de marzo, y no el de cuaresma, con el fin de hacerlo coincidir con el día de la veneración de las imágenes de N.P. Jesús Cautivo y Rescatado o de Medinaceli.
En el momento del nacimiento de la Fundación, en 1978, el viacrucis ya se celebraba, como hoy, únicamente en el interior del patio principal de la Casa de Pilatos cada primer viernes del mes de marzo y la asistencia había decaido mucho, pareciendo abocado a una nueva desaparición. Esto llevó a que en el año 1985 la Fundación estableciera contactos con una persona tan involucrada en el mundo cofrade sevillano como era José Sánchez Dubé, antiguo presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de la ciudad, para revitalizar el histórico Vía Crucis, tarea en la que se implicó muy personalmente el duque de Segorbe, por entonces secretario general de la Fundación. El trabajo se centró en implicar al Consejo de Cofradías y a los que, de acuerdo con las reglas de la Pía Unión eran miembros natos de esta asociación piadosa, los hermanos mayores de todas la hermandades de Penitencia de la ciudad insisitiendo en la necesidad de que todos asistieran al cabildo preparatorio del viacrucis que, como exigían las reglas, se celebraba en la Casa de Pilatos. Así, desde entonces, año tras año, el Vía Crucis del primer viernes de marzo de la Casa de Pilatos se organiza, a mediados del mes de febrero, en un cabildo preparatorio que reúne a todos los miembros del Consejo General de Hermandades y Cofracias y a todos los hermanos mayores de las hermandades de Penitencia de la ciudad de Sevilla y en el que juran las reglas los nuevos miembros. Además, se estableció la costumbre de hacer preceder dicho cabildo de un almuerzo de hermandad ofrecido por la Fundación a todos los miembros natos de la Pía Unión.
Por acuerdo del primero de estos cabildos, la Fundación se encarga de sufragar todos los gastos que genera la celebración anual de esta práctica devota y de hacer las medallas que cada hermano porta y el pergamino en el que se especifica la condición de su vinculación a la “Pía Unión del Vía Crucis a la Cruz del Campo” sea la de miembro nato o la de fiel que solicita incorporarse, pues la asociación está abierta a toodos los devtos que lo deseen.
Desde entonces, la asistencia al viacrucis del primer viernes de marzo no hace sino crecer, por lo que podemos dar por consolidado el rescate de una de las tradiciones religiosas y espirituales más importantes de Sevilla. Una impronta más de esta recuperación fue la reposición de todos los azulejos representativos de las estaciones de la Vía Dolorosa, en su iitinerario histórico, que transcurre en nuestra ciudad por las calles San Esteban y Luis Montoto hasta llegar al templete de la Cruz del Campo. Algunos de estos azulejos habían desaparecido o se encontraban muy deteriorados, y todos ellos han sido restaurados y repuestos bendiciéndose solemnemente por el Sr. Arzobispo de Sevilla el día 20 de mayo de 1995, como recuerda la lápida conmemorativa que se colocó entonces en un lateral de la fachada del Ecce Homo de la Casa de Pilatos.