Viacrucis a la Cruz del Campo
La devoción a la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno hunde sus raíces en el impacto que provocó en 1682 la llegada a Madrid, entre aclamaciones, de la talla de un Nazareno en madera policromada que había sufrido una profanación que los contemporáneos sintieron como reedición de la que narran los evangelios. Conocida originalmente como Jesús del rescate, pronto empezaría a denominarse Jesús de Medinaceli, por haber quedado expuesta al culto en uno de los tres conventos que albergaba el complejo palacial que los duques de Medinaceli tenían en el madrileño paseo del Prado. La devoción hacia la imagen de Jesús Nazareno se ha mantenido fortísima de forma constante durante más de trescientos años. La Fundación, como heredera de este Patrimonio inmaterial, no ha cesado de apoyar cuantas iniciativas contribuyan al mejor conocimiento y a la difusión de esta devoción.