Panteón de los duques de Denia
Cementerio Sacramental de San Isidro, Madrid
Este panteón es obra conjunta del arquitecto Enrique Ripullés y Vargas y del escultor Mariano Benlliure, quienes lo diseñaron en 1904, por encargo del duque viudo de Denia, Luis de León y Cataumber. Por la correspondencia que se conserva de este senador vitalicio con la Junta de Gobierno de la Sacramental, sabemos que buscó conscientemente el emplazamiento mejor del cementerio para ubicarlo considerando que, la larga amistad que le unía a Benlliure, contribuiría, sin duda, a su embellecimiento: «Tengo encomendado al notable artista don Mariano Benlliure el proyecto y ejecución de un mausoleo que por sus detalles y conjunto resulte digno depósito permanente del cadáver de mi querida esposa que hasta pasado el tiempo reglamentario se encuentra en uno provisional en este mismo cementerio […] Ha de ser un trabajo delicadísimo, porque a la alta inspiración del genio va unido el recuerdo de una larga y constante amistad de modo que la obra proyectada se distinguirá seguramente entre las que por su importancia embellecen aquel sagrado recinto» (M.ª T. Llopis Candelarese, 2011). El panteón lo concibió como como enterramiento suyo y de su mujer, Angela Pérez de Barradas y Bernuy, por derecho propio duquesa de Denia y de Tarifa, títulos creados para ella por Alfonso XII en 1882, y también duquesa viuda de Medinaceli, por haber estado casada en primeras nupcias con Luis Tomás Fernández de Córdoba, XV duque de Medinaceli, con quien había tenido seis hijos.
La forma externa es la de una pirámide truncada de granito con los escudos de Denia en dos de sus lados y en su frente una entrada flanqueada por dos figuras de mármol en bajorrelieve que representan la caridad y la fe. Esta pirámide servía de basamento a un extraordinario grupo escultórico de seis metros de altura, de mármol y bronce, que representaba la liberación del alma de la fallecida, obra de Mariano Benlliure que desapareció durante la guerra. En la memoria descriptiva que se conserva en el archivo de la Sacramental, el arquitecto describía así su interior: «Cuenta con una capilla semi-cripta, cuyo pavimento quedará un metro por debajo de la rasante de la glorieta. Se establecerán en el suelo las sepulturas, todo cubierto por una bóveda de “rincón de claustro”; la entrada está al frente que mira al oeste, un altar en el testero al este y en el centro las sepulturas de D.ª Ángela y don Luis» (M.ª T. Llopis Candelarese, 2011)
Mariano Benlliure también ejecutó toda la obra escultórica de la cripta. Las estatuas yacentes de los duques, con el rostro muy dañado, descansan hoy sobre un sencillo basamento, aunque originalmente lo hacían sobre sarcófagos de bronce, también desaparecidos. Posteriormente, en 1915, el insigne artista valenciano, por encargo de uno de los hijos de la duquesa de Denia, Carlos Fernández de Córdoba, II duque de Denia y Tarifa, esculpió un Cristo crucificado en mármol de Carrara que representa con cuatro clavos y con la cabeza desplomada por haber expirado, y que sitúa sobre el altar prexistente colocado bajo el único lucernario que ilumina tenuemente la cripta.