Castillo de Nogales

Badajoz

La repoblación de la villa de Nogales y la construcción de su castillo responden a la amenaza que, para el estado de Feria, significaba la señorialización, en 1444, de las cercanas villas de Villanueva de Barcarrota, Salvatierra y Salvaleón a favor de Juan Pacheco, que al año siguiente será creado marqués de Villena por Enrique IV. En 1448, Lorenzo Suárez de Figueroa, II señor de feria, decidió refundar la villa en una colina próxima entregando a sus pobladores nuevas tierras y comprometiéndose a construir una cerca, una iglesia, una fortaleza, una fuente y un puente sobre el río Nogales.

La secuencia de la construcción de la fortaleza y su datación nos la ofrecen sendas inscripciones existentes sobre la puerta de acceso a la torre del homenaje y sobre la de acceso al castillo. Gracias a la primera, sabemos que las obras comenzaron por la torre del homenaje el año 1458, por orden del segundo señor de Feria, —que en ella se titula “señor de la Casa de Villalva e del consejo del rrey”— como también proclaman, para quienes no supieran leer, los escudos que la acompañan, con las armas del linaje Figueroa y del de Manuel de su mujer María Manuel, bisnieta del infante don Juan Manuel. La segunda inscripción —también acompañada de los escudos con las armas de Figueroa-Manuel y de Osorio-Rojas, por su primera mujer, Constanza— la manda hacer su hijo, Gomes Suárez de Figueroa, que alude a la muerte de su padre, a quien ya titula “primero conde de Feria” al haber sido elevado a esta dignidad en 1460 por el rey Enrique IV, e informa que se concluyó el año 1464.

Los diez años que median entre la repoblación y la construcción del castillo debieron dedicarse a la construcción de la muralla de la nueva población y de la iglesia de San Cristóbal que, como señalan las armas de Figueroa y Manuel sobre su puerta septentrional, fue construido bajo el primer conde de Feria.

La estructura de la fortaleza es muy sencilla: un recinto amurallado de planta cuadrangular, con cuatro cubos cilíndricos en sus ángulos, y una gran torre cuadrada en el centro, rodeado de un foso excavado en la roca en dos de sus caras, que aún se conserva en la actualidad y exige un puente levadizo para poder acceder al castillo. La muralla y la torre del homenaje están rematadas por almenas y decoradas con doble fila de ladrillos con canecillos, a modo de falso matacán, y sus muros están calados de saeteras y troneras. Su portada tiene arquería apuntada, rodeada de imposta, a la que se superpone un alfiz con el escudo de armas. La torre está dividida en tres pisos, con vanos en todos sus muros, cubiertos por bóvedas de cañón y divididos en dos secciones por un muro transversal. La sección noroeste de cada planta estaba a su vez compartimentada en dos alturas por un forjado de madera del que aún se pueden ver algunos fragmentos de viga encastrados en los mechinales. Bajo la primera planta se excavaron dos aljibes.

En virtud del convenio firmado por la Fundación con el ayuntamiento de Nogales, el 11 de mayo de 1995, el uso de esta fortaleza está cedido, por noventa y nueve años, con la obligación de conservarlo y dedicarlo a actividades culturales, a esta institución que lo mantiene abierto a la visita pública.