Salón de descanso de los Jueces
Los nombres alusivos a la Pasión
Como la propia casa, todos sus salones han sido bautizados popularmente con nombres alusivos a la pasión de Cristo. Es una consecuencia del desarrollo y progresiva teatralización del viacrucis que, a su regreso del viaje de peregrinación a Jerusalén, instituyó el marqués de Tarifa, cuya primera estación, como expresa un opúsculo de 1653, «es la Santísima Cruz que está en la esquina de la Casa del Señor Duque de Alcalá y en la dicha cruz se medita quando sacaron a su Divina Magestad a empellones de la Casa de Pilatos». La dramatización reiterada de esta escena ante la fachada del palacio de los duques de Alcalá, acabó asimilándolo al del evangélico prefecto de Judea, hasta el punto de que el mencionado opúsculo afirma que su portada fue labrada «al modo y traça de la de Pilatos» y obras posteriores lo consideraban una copia del Pretorio jerosolimitano y como tal se enseñaba al viajero decomonónico. La primera vez que aparece documentado el nombre Casa de Pilatos es a mediados del siglo XVIII en un inventario de bienes realizado en Madrid, en la descripción de un cuadro, lo que es indicativo de que en Sevilla debía estar ya, mucho antes, plenamente arraigado. El nombre de Salón de Descanso de los Jueces evoca al Sanedrín, el consejo de sabios que tenía función de juez y que se reunía en una gran sala con una puerta de acceso al templo (capilla) y otra al exterior (patio) y, como el de otras estancias de la Casa, aparece ya en la Sevilla Pintoresca que Amador de los Ríos publicó en 1844.
Las yeserías de la portada de la capilla
Del conjunto de yeserías del palacio, sobresalen por su belleza las que adornan el arco carpanel que da acceso a la Capilla, original síntesis de motivos de tracería gótica —estilo que era el referente de modernidad en la Sevilla de fines del siglo XV— y de otros propios de la estética tradicional sevillana, la mudéjar —la heredada de la ciudad islámica— como las decoraciones vegetales de su alfiz o las ventanitas lobuladas, cubiertas con celosías, de su friso. Completa esta fusión estilística la decoración polícroma de las puertas que cierran este arco, con motivos propios del primer renacimiento, como las figuras humanas, los cuernos de la abundancia o las coronas de laurel que enmarcan las armas de Enríquez y Sotomayor.
Las armas de Enriquez y Sotomayor
Estas armas de Enríquez y Sotomayor, que también aparecen en los frisos de algunos artesonados, nos sirven de guía para diferenciar el palacio medieval de don Pedro y doña Catalina, de la ampliación que realizó su hijo don Fadrique, pues son diferentes de las de Enríquez y Ribera dispuestas en el centro de todos los paños de azulejos y en los frisos de los nuevos artesonados, armas que hasta su muerte en 1509, solo podía usar el hijo del primer matrimonio de Don Pedro, Francisco Enríquez de Ribera, en tanto que primogénito de la Casa de Ribera.