Capilla de la Flagelación
La fusión de lenguajes en el mudéjar
El interior de la Capilla, como en general todo el palacio medieval, constituye un singular ejemplo de la fusión de los lenguajes cristiano y musulmán en el mudéjar. Profusamente revestida con yeserías de ataurique, –la de ramas entrelazadas formando motivos vegetales estilizados, la más utilizada en el arte califal, está cubierta, sin embargo, en gótico, por dos bóvedas de terceletes –significativamente similares a las del oratorio de los Reyes Católicos en el Alcázar– cuyas nervaduras, adornadas con motivos vegetales y con las armas de Enríquez y Sotomayor, descansan sobre ángeles con atributos de la Pasión de Cristo.
Los aulejos de cuerda seca
Los muros están revestidos por los únicos zócalos de azulejos del palacio, y de los pocos que se conservan en Sevilla, realizados con la técnica de cuerda seca, la imperante en la segunda mitad del siglo XV, y que sólo permitía realizar composiciones geométricas como estas de lacería. A simple vista se puede distinguir la diferente textura de estos azulejos respecto de los de cuenca o arista que revisten el resto de los muros del palacio.
El buen pastor paleocristiano
Sobre el altar se encuentra una pieza paleocristiana de bulto redondo del siglo III d.C. representación del Buen Pastor que deriva directamente de los modelos paganos del Hermes que lleva la oveja del sacrificio. Procedente de las colecciones vaticanas, fue un regalo del papa Pio V al I Duque de Alcalá. Por último, en el centro de la capilla, una columna que la tradición identifica como copia de la de la flagelación de Jesucristo y atribuye a un encargo del I marqués de Tarifa al regreso de su peregrinación a Jerusalén, da nombre a este oratorio.