De la difícil e imprecisa lectura de la inscripción que hay en la lápida del ángulo inferior derecha de esta vista, se ha deducido que fue encargada en 1760 por el marqués de Villacastel de Carrias, Joaquín Olivares de la Moneda, mayordomo de los reyes Felipe V y Fernando VI, inmediatamente después de la muerte de este último el 10 de agosto de 1759 ( Jesús Urrea, Madrid pintado, p. 104). Si la lectura del autor y del comitente no dejan lugar a dudas, mucho menos clara es la fecha de ejecución, en la que parece leerse, más bien, 1759, año que se correspondería con el del retiro del rey Fernando VI al castillo de Villaviciosa de Odón a la muerte de la reina Barbara de Braganza en el verano de 1758. Esta datación sería más coherente con un encargo del mayordomo del rey y con la pequeña escena cortesana, pintada en primer plano, en la que se distingue una berlina o carroza de gala tirada por seis caballos, que parece querer representar la llegada del rey, al día siguiente del fallecimiento de Barbara de Braganza, al lugar elegido por la corte para que olvidase a la reina distrayéndose con su afición favorita, la caza.
El antiguo estado de Chinchón, del que el castillo de Villaviciosa era la cabecera, fue adquirido en 1738 por el infante Felipe, después duque de Parma, con licencia de su padre el rey Felipe V, con el propósito de proveerle una condición social que permitiera su matrimonio con Maria Luisa de Borbón, la hija primogénita de Luis XV. Su pronto abandono de España para aspirar al ducado de Parma, transformó este lugar en uno de los cazaderos reales conocido como «Real Bosque de Villaviciosa«, del que hoy solo se conserva el castillo.