Esta marina y su pareja, la Vista de la Isla de Nísida, son bastante singulares dentro de la producción artística de Vanvitelli, que fundamentalmente se centra en vistas urbanas o en paisajes con un protagonismo singular de la arquitectura. Aunque su estancia en Nápoles parece que le ofreció la oportunidad de cambiar de paisaje e introducir nuevos temas en su repertorio, como marinas y, pese a que las vistas de la costa entre Pozzuoli y Nápoles inspiraron su pintura el resto de su vida, especialmente las pequeñas vistas imaginarias, sin embargo, la mayor parte de esta producción del pintor maduro la realizó en obras de pequeño formato y con un predominio de la témpera y acuarela sobre papel. En esta vista inspirada en el cabo que cierra la península flegrea —una enorme zona volcánica al noroeste de la ciudad de Nápoles que formaba parte del itinerario de visita del reino de Nápoles a fines del XVII—, Vanvitelli pinta una marina entre real e ideal y lo hace al óleo sobre tela en uno de sus formatos más comunes, 71 x 123, las mismas dimensiones que tienen las cuatro vistas urbanas que la Fundación conserva. No renuncia, sin embargo, Vanvitelli, en estos nuevos paisajes al estilo minucioso, casi miniaturesco, que tan excelentemente había aprendió a cultivar en sus vista urbanas.
En el inventario de Nicolás Fernández de Córdoba, X duque de Medinaceli, sobrino y heredero del que fuera virrey de Nápoles entre 1696 y 1702, Luis Francisco de la Cerda y Aragón,esta vista puede corresponderse con los números 102 y 103 que aparecen descritas como «Peñascos y marina» y «Ottra de Peñas y marina» respectivamente. Del mismo tema hay otra, no numerada, también descrita como «Peñascos y marina», pero que, por su precio, debía ser bastante menor.