Dentro del vasto conjunto de pinturas de Luca Giordano que el IX Conde de Santisteban atesoró durante su virreinato napolitano (1688-1696), desde el primer momento destacó la serie de doce lienzos inspirados en diversas escenas del célebre poema épico titulado Jerusalén Liberada de Torquato Tasso. Su calidad fue reconocida con la alta valoración que, en la estela del pintor real, Antonio Palomino, que la valoró en 1716 (Cerezo 2005), le concedieron los sucesivos tasadores en los inventarios post-mortem que se conservan en el Archivo Ducal de Medinaceli.
Esta serie, que se exponía en el salón principal del palacio madrileño de Santisteban, sito en la calle del Nuncio, que los inventarios llaman «del estrado colorado» acompañada del autorretrato de Lucas Jordán y de los retratos ecuestres del IX Conde de Santisteban y de su primogénito, el malogrado III marqués de Solera , fue mencionada elogiosamente por Antonio Ponz. Allí la pudieron ver muchos otros viajeros, pues la galería pictórica de Santisteban estuvo, a sugerencia al parecer de Ceán Bermudez, abierta al público dos días a la semana.
La serie fue encargada por Francisco de Benavides, IX Conde de Santisteban — en cuya biblioteca figuraba el poema de Tasso—, a Luca Giordano durante su virreinato napolitano (1688-1696) y sus diversos tamaños y formatos —seis cuadrados, cuatro más altos que anchos y dos apaisados— permiten suponer que fue concebida para exponerse en el mencionado salón «del estrado colorado«, ajustándose a los espacios de puertas y sobrepuertas.
Esta célebre epopeya de la Contrarreforma, concluida en 1575 y publicada por primera vez, completa y con autorización del autor, en 1581, tuvo un éxito extraordinario contándose 146 ediciones entre los siglos XVI y XVII. Estructurada en veinte cantos, su argumento principal es el sitio de Jerusalén y la liberación del Santo Sepulcro durante la primera cruzada, al que se entrelazan diversas historias amorosas con personajes que, al tiempo que batallan contra los sarracenos, se debaten entre el amor y el deber.
Los doce lienzos, descritos en el catálogo de 1877 junto con los primeros versos del canto en que se inspiran, se incluyeron en el conjunto de cuadros que, de su abuelo, heredó Luis Jesús Fernández de Córdoba, XVII duque de Medinaceli (1880-1956). La colección de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli conserva dos de ellos: uno que, en el inventario de 1716, estaba entre los de formato cuadrado y entre los mejor valorados por Antonio Palomino, Erminia y los Pastores —registrado en el catálogo de 1877 como “Erminia huyendo de Polifemo llega a la cabaña de unos pastores, atraída por sus cantares”— y otro, La curación milagrosa de Godofredo de Bouillon, presumiblemente uno de los sobrepuertas de 1716, descrito en el asiento del mencionado catálogo como “Aparición del ángel a Godofredo”.