Hasta 1957, en que le fueron retirados para devolverle un aspecto más genuino, la «Pallas Pacifera» de la colección escultórica que formó en Nápoles Per Afan Enríquez de Ribera, I Duque de Alcalá, y que, desde el fin de sus días, en 1571, preside el patio principal de la Casa de Pilatos, tuvo como atributos añadidos un casco, un escudo y una maza cuya autoría y fecha de ejecución están sujetas a discusión.
Desde que Ernest Langlotz descubriera, en la década de 1950, el monograma F.D., en el lado derecho del penacho del casco de la otra Pallas que hay el patio principal, la «Belligera» —que sigue conservando,añadidos al torso antiguo, todos sus ornamentos «modernos»—, los aditamentos de ambas ateneas se han atribuido al escultor flamenco François Duquesnoy (1597-1643). Si el argumento de estilo es bastante debil y, de hecho, hasta el descubrimiento de Langlotz, fueron consideradas «obra estimable del Renacimiento» —en palabras de Gómez Moreno— no obstante, el mayor inconveniente, para aceptar la autoría de Duquesnoy, lo ofrece Markus Trunk al advertir que nunca viajó a Sevilla, ciudad en la que estaban ambas Ateneas, al menos, desde 1571. Sin embargo, podrían militar a favor de esta atribución que la temática y el estilo encajarían con el clasicismo barroco propio de Duquesnoy y que, durante su etapa romana (1618-1643), pudo coincidir con Fernando Enríquez de Ribera, III Duque de Alcalá, presente en Italia en 1625 como embajador extraordinario en la jornada de obediencia al nuevo Papa Urbano VIII y de 1629 a 1631 como Virrey de Nápoles, pudiendo haber sido él quien encargara al escultor las piezas y las enviara a Sevilla para que otro escultor las colocara sobre ambas Pallas.