Este retrato póstumo de Gómez Suárez de Figueroa, III duque de Feria (1587-1634), está firmado y datado por su autor, Felipe Diriksen en 1635, un año después de la muerte de este militar y político que sirvió al rey Felipe IV. Es casi coetáneo de los lienzos que, por deseo del conde-duque de Olivares, se encargaron a Vicente Carducho y a Jusepe Leonardo para conmemorar las victorias del ejército de Alsacia comandado por el retratado en 1633, que el valido de Felipe IV quiso inmortalizar, en el Salón de Reinos, el más representativo del Palacio del Buen Retiro, como su annus mirabilis, atribuyéndose el éxito (A. Úbeda de los Cobos, 2005, p. 142). Ninguno de los tres pintores pudo retratar al natural al duque de Feria, pues murió apenas tres meses después de estas victorias, en Múnich, adonde hubo de retirarse afectado por la epidemia de tifus que diezmó a su ejército. No obstante, el parecido entre estos retratos permite suponer que los tres bebieron de la misma fuente.
Pese a que tuvo una larga carrera diplomática y política, ya que desempeñó varias embajadas extraordinarias y fue nombrado virrey de Valencia y de Cataluña y, por dos veces, gobernador y capitán general del Milanesado, al III duque de Feria se le recuerda fundamentalmente como uno de los últimos militaras capacitados de la Monarquía Hispánica. Diriksen, aunque sigue el modelo del retrato cortesano que había fijado Pantoja de la Cruz, puso el acento en resaltar la figura militar de uno de los generales que alcanzó mayor fama en el reinado de Felipe IV. Viste un atuendo muy similar al de los retratos del Salón de Reinos: media armadura, valona rígida, banda roja de capitán general y espuelas doradas. La pose es la típica del retrato de corte: la mano derecha sujeta el bastón de mando y se apoya sobre un bufete mientras que la izquierda lo hace sobre una espada con guarnición de lazo. Aunque, tanto las armaduras de los retratos de Carducho como la de este son de tipología y decoración —de campos pavonados y ornamentados en dorado— muy similares a la que de él se conserva en el museo del ejército, ninguno de los pintores debió tener acceso a ella, pues se singulariza muy claramente por repetitivos motivos iconográficos plateados de estrellas de cinco puntas, monogramas “F” y palmas cruzadas anilladas por una corona ducal (MUE-34999, donación del XVII duque de Medinaceli).