Esta escultura que se presenta con los rasgos de una dama romana respetable: con un peinado sofisticado y elegantemente vestida con un manto que le recubre parcialmente la cabeza, y, bajo él, una estola o peronatris; muestra ciertas similitudes con la estatua de Mesalina que se conserva en el Museo del Louvre. La forma del peinado permite una aproximación a su datación entre la época final de los flavios y el principio del reinado de Trajano. Las sandalias que lleva por calzado hacen pensar que se trata de una representación póstuma o de una estatua funeraria. Aunque no hay ninguna estatua griega conocida que pueda considerarse como modelo de ésta, sin embargo, tiene muchas reminicencias del clasicismo griego.