En la colección de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, muy rica en pintura napolitana del siglo XVII, y en particular en la Casa de Pilatos se conservan dos composiciones, hasta ahora inéditas, que documentan un momento particular de la pintura italiana del setecientos en pleno clima Rococo. Se trata de dos tablas con fondo de oro que representan dos episodios tomados de la Eneida de Virgilio: “Eneas y Acates cazando una pareja de ciervos” y “Eneas y Dido cazan un ciervo bajo la mirada de Juno”.
Atribuidas tradicionalmente, a Fedele Fischetti (fundándose en la especialización del autor en pinturas sobre tabla con fondos dorados para decorar sillas de mano, cómodas, armarios o cabeceros de cama) pintor napolitano de la segunda mitad del setecientos inclinado todavía, siguiendo el modelo de Girolamo Pompeo Batoni, Antonio Rafael Mengs y Angelica Kauffman, hacia soluciones entre el “barrochetto” y el neoclasicismo, estas dos refinadas composiciones, son, sin embargo, idénticas a otras dos pinturas , siempre sobre tabla y fondo dorado que aparecieron en 1999 en la galería Patrick Matthiessen de Londres y que con seguridad fueron pintadas por Filippo Falciatore, pintor documentado en Nápoles entre 1728 y 1768.
Formado inicialmente con Paolo de Matteis, pasó después al taller del arquitecto, escultor y pintor, Domenico Antonio Vaccaro, con el que trabajó en 1741 en los frescos de la sacristía de la Iglesia del Carmine Maggiore en Nápoles, Falciatore es recordado por el biógrafo Bernardo de Dominici en 1745, por tanto contemporáneo suyo, por haber pintado, además de varias escenas de la vida cotidiana, los paneles con fondo dorado para la silla de mano de la reina María Amalia de Sajonia, entre 1737 y 1738, con motivo de su boda con Carlos de Borbón, VII del reino de Nápoles, III del de España desde 1759, que fueron erróneamente identificados por Vitzthum en 1967 con los paneles pertenecientes a la colección del Museo Nacional de la Cerámica “Duca de Martina” que representan, dentro de un marco fitomórfico con refinadas soluciones del gusto rocaille, diversos episodios de las historias de Perseo o de Leda y el Cisne (Vitzthum, 1967, pp. 18-23; Para otras pinturas y otras noticias del pintor, N. Spinosa: 1987 p. 153 y 276; 2009 Vol I, pp. 320-331)
Pinturas que, sin embargo, –como las dos tablas de la Casa de Pilatos o las dos replicas de la Galería Mathiessen o como los numerosos lienzos y tablas que representan episodios de la vida popular o mundana, escenas campestres o urbanas, episodios bíblicos, evangélicos o de la Jerusalén Liberada (Institute of Art de Detroit, Staatsgalerie de Stuttgart, Museo de Bremen, Cartuja y Museo de San Martino en Napoles, ventas en subasta en Londres y en Nueva York, colecciones privadas en Italia y al extranjero)– fueron realizadas como muy pronto en 1750 y con soluciones totalmente distintas de las composiciones con “escenas de género” pintadas por Giusseppe Bonito antes de 1740 y por Gaspare Traversi antes y después de 1750. Se trata, en efecto en el caso de estos lienzos y tablas, las más de las veces pintadas sobre fondo de oro, de deliciosas composiciones ejecutadas como si se tratase de ilustrar, con sutil y divertida ironía, episodios de “crónica” cotidiana que realizó Falciatore a mediados del setecientos, cuando Nápoles con Carlos de Borbón volvía a ser capital de un reino independiente, sede de una corte de altísimo prestigio dinástico y etapa fundamental para viajeros cultos de toda Europa.
Todo el conjunto, como las dos tablas de la Casa Ducal de Medinaceli en Sevilla, ejecutado con una estudiada disposición sobre un trasfondo marítimo o campestre y como sobre la escena de un teatro al aire libre o al interior de una noble casa napolitana de pescadores y lavanderas, de pastores y campesinos, de refinadas damas y elegantes “caballeros” generalmente “en dimensiones reducidas” y siempre de formas agradables y actitudes graciosas, como las estatuillas de porcelana delicadamente coloreadas que en los mismos años se modelaban sabiamente en la Real Fábrica de Capodimonte. Pero en el caso de las imágenes pintadas por Falciatore el efecto pictórico es todavía más refinado y preciosista por el uso cuidadoso de tonalidades claras y de suaves veladuras cromáticas, idéntico a los tejidos finamente elaborados con hilos de seda de colores.
No es improbable, visto el tema que representan de escenas de caza, que estas dos tablas, como aquellas idénticas de la galería Mathiessen de Londres, decoraran originariamente una silla de mano o una carroza de las que usaba la nobleza napolitana para ir de caza, sillas de mano y carrozas que eran realizadas casi “en serie” y para las cuales se solicitaba su decoración con paneles que reprodujeran este tipo de escenas. Esto explicaría bien el motivo por el cual hoy conocemos de Filippo Falciatore, como en otras famosas composiciones suyas, dos parejas de tablas con idénticas escenas extraídas del poema de Virgilio.
Nicola Spinosa, abril 2010