La primera noticia documentada de este lienzo la ofrece el inventario y tasación de los bienes que quedaron a la muerte de don Francisco de Benavides Dávila y Corella, IX conde de Santisteban del Puerto, realizado por el pintor y tratadista Antonio Palomino y Velasco en 1716. Aunque la tasación es relativamente elevada, Palomino no identifica al autor y, sin embargo, sí lo hace el segundo inventario en el que aparece, titulado «Razón de las pinturas vinculadas. Agregación de los Antecesores del Señor Don Francisco» que lo describe así: «Otra en tabla de nra. Sra. el niño y Sta. Cathalina en su Desposorio, poniéndole el Niño una sortija con marco dorado y negro, de mano de un pintor napolitano llamado santafede q. equivocase con la de Rafael de Urbina» que, aunque datado en 1750, debió redactarse mucho antes, posiblemente con la participación del mismo pintor del rey.
Aunque el autor, Fabrizio Santafede, se formó en el taller del pintor sienés afincado en Nápoles, Marco dal Pino, desde el principio se alejó del maestro con obras devocionales de composición simétrica y equilibrada y formas dulcificadas y armoniosas que transmiten serenidad. Pintó numerosas composiciones de la virgen con el niño y diversos santos. De entre ellas, destaca singularmente la solemne y colosal tabla de La Virgen con el Niño entre San Benito, San Mauro y San Plácido de la capilla Médici de Gragnano en la iglesia de San Severino y San Sossio de Nápoles, firmada y datada en 1593, en la que Pierluigi Leone de Castris (1991, p. 262), distingue, entre otras influencias, una personal reelaboración de las fórmulas compositivas rafaelescas, aspecto que debió ser el que percibieron los artistas españoles, que explicaría la observación “equivocase con la de Rafael de Urbina” del autor del inventario.
En este caso, el tema es el sueño que Santa Catalina tuvo después de bautizarse en el que el Niño Jesús la desposaba, compromiso que le permitió soportar la persecución y torturas del emperador Majencio. A diferencia de las demás composiciones similares de la Virgen y el niño Jesús con un santo arrodillado, en esta tabla, Santafede solo pinta el motivo central y no pone a ningún otro santo como fondo de la escena.
El rostro de la Virgen en esta tabla, su gesto y la posición de los brazos y de las manos, especialmente la que descansa sobre la espalda de la santa, guardan una gran similitud con la mencionada de la iglesia de San Severino, mientras que el niño Jesús se asemeja al lienzo, del mismo tema y similar tamaño, conservado en el Hermitage (N.º ГÐ-5353), con la diferencia de queel niño mira a Santa Catalina y no, como en este, directamente al espectador. Santa Catalina tiene un peinado y un tocado próximo al que tiene la santa de la Sagrada Familia con Santa Dorotea vendida en Sotheby’s el 14-04-2011 (lote 36).