Cristo resucitado del tabernáculo

Este Cristo forma parte del programa escultórico que El Greco ideó para el tabernáculo que, en 1595, le había encargado el administrador del Hospital de San Juan Bautista de Toledo (vulgo de Tavera), Pedro Salazar de Mendoza. De dicho programa que incluía, además de esta pieza, cuatro doctores de la Iglesia y doce figuras de los apóstoles, el Greco solo llegó a tallar los cinco primeros, y únicamente se ha conservado este Cristo resucitado que junto al grupo escultórico de La imposición de la Casulla a San Ildefonso que realizó para el retablo del Expolio de la Catedral de Toledo, son las dos únicas esculturas documentadas del cretense. La figura del resucitado es muy similar en pose y diseño a la del retablo coetáneo o ligeramente posterior del Colegio de la Encarnación, hoy en el Museo del Prado (P000825) y coronaba el sagrario o “custodia chica” existente dentro del tabernáculo. Con ocasión del centenario del Greco, en el año 2014, este Cristo, restaurado por Sonia Tortajada en los talleres del Museo del Prado, se volvió a integrar en el tabernáculo que había sido, a su vez, restaurado por Javier Barbasán Camacho, restaurador de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli.