Este armario pintado es conocido como “El Ojo del Boticario” por aplicar al conjunto el nombre de una de sus partes, el armarito central que, en dieciséis cajoncillos, guardaba las drogas más preciadas. Dos hojas principales, de celosía calada, con la parte inferior de cuarterones apeinazados de madera vista, abren a un conjunto de sesenta y cinco cajones con el frente pintado y rotulados con filacterias en latín. El conjunto de cajones se organiza simétricamente en trece filas horizontales: la más baja de dos cajones; de tres la inmediatamente posterior y de seis las restantes, excepto las tres centrales, en las que dos portezuelas, decoradas con el escudo del Cardenal Tavera, ocupan el espacio de seis cajones y cierran el “ojo del boticario”, que es el conjunto dieciséis cajoncillos ya mencionados. Los frentes de todos los cajones están decorados con miniaturas de paisajes naturales y arquitectónicos y cestos de flores, predominando los colores rojo, amarillo y verde.
En el interior de algunos de los cajones aún quedan restos de granates en polvo y lapislázuli, y debió, según rezan sus letreros, guardar en otros tiempos rubíes, esmeraldas, coral blanco y rosa, huesos de cráneo humano, oro y demás maravillosas drogas y minerales de la farmacopea de entonces.
La inscripción que aparece en los márgenes superior e inferior de las portezuelas, que dice «Siendo Administor / El Sr D. Geronimo Rubio. «, permite corregir la datación tradicional del siglo XVII que se viene utilizando desde Feduchi, por otra posterior, más precisa, que iría de 1735 a 1752, periodo en el que don Gerónimo Rubio Carrillo ejerció el cargo de administrador del Hospital Tavera.