Nació en el seno de una familia partenopea de pintores, hijo de Giacomo Recco y sobrino de Giovan Battista, de quienes aprendió el arte de la pintura. Ambos pintores se cuentan entre los iniciadores del género de la naturaleza muerta en Nápoles. La influencia del primero se observa en la etapa más juvenil del pintor, en la década de 1660, y muchos de los temas de las dos décadas siguientes refieren al influjo del segundo. No obstante, superó a ambos hasta convertirse en el bodegonista más solicitado de Nápoles, demostrando una extraordinaria capacidad para la representación de la fauna marina y para la creación de complejas y grandiosas escenografías. Con una clientela cada vez de mayor rango y exigencia, en su última etapa su estilo se vuelve más refinado y decorativo. Trabajó con Luca Giordano y fue llamado, gracias a su fama y a la intervención de éste, a la corte madrileña por Carlos II, a la que no lllegó, pues falleció apenas desembarcado en Alicante el 29 de mayo de 1695.