Jesús de Medinaceli o Jesús Cautivo y rescatado: el prototipo madrileño y sus versiones escultóricas en Sevilla y su provincia

José Roda Peña (Universidad de Sevilla)

    La actividad redentora ha constituido, desde sus orígenes medievales, uno de los principales carismas institucionales de la Orden de la Santísima Trinidad[i]. Como uno de los frutos más preciados de la redención decimocuarta emprendida por la familia trinitaria descalza, pudo rescatarse la sagrada efigie de Nuestro Padre Jesús Nazareno que el 30 de abril de 1681 había caído en manos del Rey de Mequinez, Muley Ismael, tras haber reconquistado sus tropas la plaza fuerte de Mámora, llamada por los cristianos de San Miguel de Ultramar, en cuya iglesia recibía culto. A mediados de diciembre, ésta y otras dieciséis imágenes más fueron conducidas hasta Tetuán, y desde allí se transportaron a Ceuta, adonde llegaron el 1 de enero de 1682. Su postrer destino, tras pasar por Gibraltar y Sevilla, sería Madrid, ya en agosto de este último año; fue entonces cuando se regaló una escultura del Arcángel San Miguel al monarca Carlos II, otra de la Virgen del Rosario a su esposa María Luisa de Borbón y un San José a la Reina Madre Mariana de Austria, distribuyéndose las restantes obras entre la nobleza cortesana y diversos conventos de la Trinidad Descalza. Precisamente, correspondió al cenobio madrileño la de Jesús Nazareno, ahora llamado del Rescate, “en cuya Iglesia –asevera la Crónica Trinitaria de los Padres Descalzos que venimos siguiendo– se labró una Capilla magnífica, en que fue colocada esta Santa Imagen el año de 1689, en donde ha obrado a favor de los fieles incontables milagros, siendo la devoción común de todos los individuos de esta Corte, a cuyas expensas y limosnas se debe estar muy aumentada la Capilla y el culto”. Y concluye con una afirmación que interesa sobremanera a nuestro propósito: “De este Prototipo se han hecho muchos traslados que se veneran en diversas Iglesias”[ii].

    Debe subrayarse la significativa transformación iconográfica que sufrió esta imagen a raíz de su profanación en Mequinez y posterior liberación, pues de haber sido concebida originalmente como un Nazareno con la cruz a cuestas, pasó a convertirse, de la manera más elocuente, en un Cristo Cautivo, lo que no fue difícil dada la articulación con que contaban sus brazos. Desde su entronización en la Villa y Corte, el venerado simulacro escultórico y su capilla quedaron bajo el patronato de los Duques de Medinaceli, justificándose así la extensión y popularidad que adquirió su advocación como “Cristo de Medinaceli”. El titular de la Casa Ducal figura, desde su fundación el 16 de marzo de 1710, como Hermano Mayor de la Real Congregación de Esclavos de Jesús Nazareno, erigida para dar culto a la imagen y asistir a su procesión del Viernes Santo, que se venía produciendo desde 1697. El 8 de junio de 1895, Dª Casilda Salabert y Arteaga, en nombre de su hijo menor el Exmo. Sr. D. Luis Jesús Fernández de Córdoba y Salabert, Duque de Medinaceli, entregó la capilla de Jesús a los padres capuchinos, que tomaron posesión de la misma el 7 de julio. Su actual templo, diseñado por el arquitecto Jesús Carrasco-Muñoz Encina, se consagró en 1930, siendo declarado basílica menor el 1 de septiembre de 1973[iii].

    En numerosas ocasiones se ha puesto de manifiesto el incuestionable origen hispalense de la imagen del Señor. Diversos historiadores capuchinos –en permanente polémica con la historiografía trinitaria, con respecto a este punto– afirman que pudo ser en torno a 1665 cuando el Nazareno fue trasladado desde su convento de Sevilla hasta la misión que tenían asignada desde 1645 en la aludida fortaleza norteafricana de Mámora[iv]. Sus rasgos estilísticos y formales concuerdan, en efecto, con los habitualmente empleados por buena parte de los escultores de la escuela sevillana durante la segunda década del siglo XVII. Su autoría se ha venido relacionando preferentemente con Francisco de Ocampo o Luis de la Peña[v]. Aunque parezca más prudente mantenerla en el anonimato hasta que se conozca con mayor profundidad la producción de algunos escultores de la estela de Martínez Montañés, deseo resaltar que el tratamiento de su bigote y barba se asemeja sobremanera al que presentaba, antes de ser sometida a varias intervenciones poco afortunadas, la imagen del Cristo de la Oración en el Huerto de Morón de la Frontera, obra documentada del referido Luis de la Peña en 1622-1623[vi]. La mosca bajo el labio inferior del Cristo de Medinaceli se ha concebido como dos pequeños mechones de pelo separados y con las puntas divergentes, mientras que en la aludida efigie moronense y en otras conocidas esculturas sevillanas de comienzos del siglo XVII, como el Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés o el Jesús Nazareno de la Hermandad del Silencio, aparecen unidos en su nacimiento[vii].

    El Cristo de Medinaceli es una talla en madera policromada[viii], de tamaño natural (1,73 m.) y solemne apostura, que se presenta con las manos atadas[ix], luciendo sobre la cabeza una peluca que oculta los cabellos tallados por su autor. La corona de espinas sobrepuesta es un elemento que termina por vincular particularmente esta figura de Cristo con el tema pasionista del Ecce Homo. Como se ha sugerido, sería, “en sentido estricto, un Nazareno sin cruz, cuya clave iconográfica puede ser reconducida al Cristo que se halla a punto de iniciar la Vía Dolorosa”[x]. La configuración de su rostro, a través del ceño fruncido, la mirada entornada y los labios entreabiertos, logra transmitir entremezclados sentimientos de dolor y ternura. Aunque desde siempre ha recibido culto revestido por una túnica de color morado, posee un cuerpo anatomizado, con las caderas envueltas por un leve sudario y los brazos articulados por los hombros. Sobre su pecho ostenta el escapulario con la cruz trinitaria azul y roja, distintivo que enlaza de manera fehaciente esta imagen con la Orden que la redimió de manos infieles.

    Jesús de Medinaceli. Obra anónima sevillana. Década de 1620. Basílica de Jesús de Medinaceli. Madrid.

    Jesús de Medinaceli. Obra anónima sevillana. Década de 1620. Basílica de Jesús de Medinaceli, Madrid.

    Por medio de esculturas, lienzos y grabados se extendió muy rápidamente la devoción a Jesús Cautivo y Rescatado por toda España, y aun por Italia, Alemania, Austria, Hungría, Polonia, Hispanoamérica y Filipinas. Durante el siglo XVIII, no hubo prácticamente iglesia de la Trinidad Descalza que no acogiera en uno de sus altares una versión de tan milagroso simulacro. Un proceso similar, aunque de alcance bastante más limitado, se registró en los templos capuchinos desde finales del siglo XIX, por las circunstancias históricas ya apuntadas. Muchas imágenes de Jesús Cautivo y Rescatado o de Medinaceli se adoptaron o fueron creadas expresamente como titulares de cofradías de penitencia, congregaciones o esclavitudes, recibiendo el multitudinario y fervoroso acompañamiento de los fieles a través de las más variadas expresiones de la piedad popular, casi todas de índole penitencial: visitas, misas y oraciones durante todos los viernes del año –pero especialmente los del mes de marzo–, besapies o besamanos, vía crucis cuaresmales, procesiones de Semana Santa.

    Teniendo en cuenta la procedencia sevillana e inicial periplo de la efigie antes de su definitiva llegada a Madrid, nada tiene de extraño que su comparecencia se multiplique por toda Andalucía. Las páginas que siguen acometerán el estudio artístico de las versiones escultóricas más significativas que, manteniéndose fieles en su advocación e iconografía al modelo original  –ciertamente, en diferente grado–, se localizan en la ciudad de Sevilla y su provincia.

    1. Parroquia de San Ildefonso. Sevilla.

    Una de las interpretaciones escultóricas más antiguas que se conservan en toda España del arquetipo madrileño es la que recibe culto en la parroquia sevillana de San Ildefonso, procedente del convento de los trinitarios descalzos de Nuestra Señora de Gracia[xi]. Desde el siglo XVIII, la piedad del pueblo atribuyó a esta venerada efigie numerosos prodigios obrados por su intercesión, causando especial impacto aquellos que se relacionaban con curaciones milagrosas de niños. No nos resistimos a transcribir, al menos, uno de ellos: “Una señora que tenía gran devoción a Jesús Nazareno, parió en Sevilla una niña ciega, la cual permaneció en este estado por espacio de tres años: todo este tiempo lo empleó la madre en rogar a este Divino Señor, hasta que un día, llevada de su fe, toma a su hija en brazos, la conduce a la Iglesia, y acercándose a la lámpara que ardía ante la santa Imagen, unta sus ojos con el aceite de aquélla; y a poco tiempo recobró la vista”[xii].

                Clausurado el templo de la trinidad descalza tras los sucesos revolucionarios de 1868, la escultura quedó depositada en la iglesia de San Hermenegildo. En sesión celebrada el 7 de febrero de 1909 por la Junta de Gobierno de la Confraternidad del Sagrado Escapulario de la Santísima Trinidad[xiii], establecida en la parroquia de San Ildefonso, se acordó, a propuesta de su Director Espiritual, llevar allí la imagen del Cautivo, pues creían tener algún derecho sobre ella por el origen trinitario de la citada Asociación. Obtenidas las oportunas licencias eclesiásticas, la procesión de traslado tuvo lugar en la tarde del 26 de marzo, “a la que asistieron gran número de cofrades con velas encendidas, nutridas comisiones de las Hermandades del Santo Crucifijo de San Agustín y de Caballeros de San Hermenegildo y numerosos devotos del Señor, presididos por el Párroco de San Ildefonso”[xiv]. La imagen, en la parroquia de San Ildefonso, pasó a presidir el retablo del lado del Evangelio del crucero[xv], consiguiéndose el objetivo deseado de reverdecer su devoción entre los sevillanos, que comenzaron a prodigarle ofrendas de lámparas de plata, manteles de altar, aceite, velas e incontables exvotos. Y qué decir de las concurridas visitas de los viernes que sigue recibiendo hasta hoy; no en balde, el Cautivo de San Ildefonso marca, como se ha expresado alguna vez, “uno de los más altos polos de la espiritualidad hispalense”[xvi].

    En cuanto a la datación de la imagen, hay quienes, haciéndose eco de lo que indican algunas fuentes impresas, la fechan en 1690[xvii], mientras otros prefieren situar su ejecución en el siglo XVIII[xviii]. Particularmente pienso, a tenor de lo que pregonan sus grafías morfológicas y expresivas, que podría aceptarse la primera de las fechas propuestas, sin desestimar una cronología ligeramente posterior. De hecho, podemos aportar a este respecto un valioso testimonio documental rigurosamente inédito, referido al estreno, en la iglesia de los trinitarios descalzos de Sevilla, de la capilla “de la efigie de Jesús Nazareno”, que aconteció el 15 de febrero de 1711[xix], lo que indefectiblemente señala una fecha anterior para la imagen que debía presidir aquel recinto sagrado.

    Jesús Cautivo. Obra anónima sevillana. Hacia 1700. Parroquia de San Ildefonso. Sevilla.

    Jesús Cautivo. Obra anónima sevillana. Haci 1700. Parroquia de San Ildefonso, Sevilla. 

    Se trata de una escultura de tamaño natural, con los brazos articulados, que fue restaurada en 1910 por Carlos González Eiris[xx]. El busto, las manos y las piernas desde las rodillas hasta los pies están perfectamente anatomizados. Lo más curioso es que desde la cintura se han tallado los pliegues de una túnica que desciende hasta debajo de los muslos, entonándose en color marrón. Pudiera especularse, por lo insólito de la solución, con que dicha vestimenta fuera un elemento reaprovechado de alguna otra escultura, quizás hagiográfica, hipótesis que parece reforzarse al comprobar que el busto no forma un bloque único con el torso, ni siquiera está ensamblado a éste, sino que encaja en su interior mediante un grueso espigón de sección rectangular, cosido con un clavo y dos chapas de hierro atornilladas por la espalda. La cabeza, de alongadas proporciones, se presenta ligeramente inclinada hacia abajo y a la diestra. El cabello, pegado a la bóveda craneal, está trabajado con finas incisiones de gubia, dejando al descubierto ambas orejas, despegadas de las sienes y concebidas con precisión realista; todo ello está pensado para recibir la peluca de pelo natural y la corona de espinas sobrepuesta. Posee ojos de cristal. Las manos, de cuidada factura, acusan el relieve de su estructura ósea, amén de los tendones y vasos sanguíneos. Las piernas –la derecha algo más adelantada y con la rodilla flexionada– y los pies ofrecen un modelado mucho más suave que el de la cabeza y ambas manos, por lo que cabe la posibilidad de plantear una autoría distinta, diríamos que posterior, para aquéllos. Tanto los brazos –con un nuevo sistema de rótulas– como la peana, le fueron repuestos por José María Gamero Viñau en 1998, quien en esta intervención también eliminó los componentes metálicos, resanó la totalidad del soporte lígneo y limpió su policromía[xxi]. Tal como se afirma en una antigua descripción de esta imagen, “su vista conmueve por su actitud dolorosa: su rostro cárdeno y ensangrentado, causa singular temor y reverencia a la vez que consuelo: e infunde tristeza y compasión en las almas, con el recuerdo de su acerbísima Pasión en Jerusalén, y la renovación en su Imagen por los mahometanos del África. Está el Señor coronado de espinas, atadas las manos bajo el pecho con cordeles, que descienden del cuello por ambos lados, y se extienden hasta cerca de los pies: sobre la túnica morada, que recuerda la que pusieron en el Pretorio de Pilatos, para recibir la Cruz y llevarla al Calvario. El Santo Escapulario que tiene Jesús Nazareno en el pecho, con sus tres colores blanco, celeste y rojo, es imagen de la Santísima Trinidad, como dijo el Sumo Pontífice Inocencio Tercero; y con la forma sencilla de su Cruz, es divisa propia de los PP. y Religiosos Trinitarios Descalzos, Redentores de Cautivos”[xxii].

    1. Capilla de San José. Sevilla.

    En la capilla de San José, una verdadera joya del barroco hispalense que en su día fue propiedad del gremio de los carpinteros de lo blanco, y actualmente está regida por los padres capuchinos, se venera una imagen de Jesús Cautivo y Rescatado, de excelente factura[xxiii]. Está firmada sobre la peana por quien fuera su autor, el laureado escultor Agustín Sánchez-Cid Agüero (1886-1955), uno de los más cualificados renovadores de la plástica sevillana durante el primer tercio del siglo XX, al participar su obra del clasicismo mediterráneo de sus admirados Arístides Maillol y José Clará[xxiv].

    La bendición de esta efigie por el Cardenal Ilundain, el jueves 2 de marzo de 1933[xxv], vino a coincidir con la finalización del proceso de rehabilitación de esta capilla, que había sido incendiada por una turba de desalmados en mayo de 1931[xxvi]. La escultura es de tamaño natural (mide 1,67 m.) y, según fray Diego de Valencina, se encargó para sustituir a un Ecce Homo que pereció carbonizado en el desgraciado suceso antes comentado. El mismo religioso capuchino comentará que aunque vestida, está toda tallada como las imágenes del Señor del Gran Poder y de Pasión”, y que fue costeada por una devota que deseaba permanecer en el anonimato. Asimismo, señala su explícita semejanza con el Cristo de Medinaceli de Madrid, al que sigue punto por punto en su característica iconografía[xxvii].

    Jesús Cautivo y Rescatado. Agustín Sánchez-Cid Agüero. 1933. Capilla de San José. Sevilla

    Jesús Cautivo y Rescatado. Agustín Sánchez-Cid Agüero. 1933. Capilla de San José, Sevilla.

    La crónica periodística de aquella ceremonia califica esta imagen como un acabado trabajo escultórico, digno, por su delicada factura, de los mayores elogios”, encomiando que “tiene tal expresión de humildad y de sereno sufrimiento, que llena de emoción profunda el ánimo de cuantos la contemplan, inspirando hondas y fervorosas emociones”[xxviii].

    1. Parroquia de Nuestra Señora del Rocío. Dos Hermanas.

    Fueron excombatientes de la Guerra Civil quienes constituyeron, en 1939, la Real Hermandad del Santísimo Sacramento, Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Esperanza, radicada a partir de 1980 en la parroquia de Nuestra Señora del Rocío de Dos Hermanas. El 4 de septiembre de 1939 se firmó el pertinente contrato con el excelente escultor Antonio Illanes Rodríguez (1901-1976)[xxix] para la realización de la efigie del Señor Cautivo, importando su adquisición una suma de 6.000 pesetas. Desde 1951 efectúa su salida procesional por las calles nazarenas el Domingo de Ramos, vestido con túnica morada sobre la que destaca el escapulario con la cruz trinitaria, que también aparece en el escudo corporativo y en el hábito penitencial. Su cabeza, de hermosas y nobles facciones, reproduce un modelo físico habitualmente empleado por Illanes durante estos años de la postguerra, por ejemplo, en el Nazareno de las Penas de la cofradía hispalense de San Roque. Los cabellos están tallados y sobre los mismos no se exhibe corona de espinas. Su peana fue restaurada en 1987 por el escultor Salvador Madroñal Valle. Cabe señalar que entre 1975 y 1986, Nuestro Padre Jesús Cautivo figuró en su paso en compañía de dos sayones y un romano tallados por Antonio Eslava Rubio, hasta que ese último año fueron vendidos a la cofradía gaditana de Nuestro Padre Jesús de la Salud[xxx].

    1. Parroquia de Nuestra Señora de Consolación. Cazalla de la Sierra.

    En los tristes sucesos de 1936 quedó destruida la imagen de Jesús Cautivo que se veneraba, al menos desde el siglo XIX, en la parroquia de Cazalla de la Sierra. Fueron unas devotas quienes se propusieron, en los años inmediatos de la postguerra, restituir al culto una nueva efigie que, con el apoyo económico del pueblo, encargaron al retablista y escultor sevillano José Alarcón Santacruz. En torno a ella se gestó, primero, una agrupación parroquial, y a partir de 1946, una Hermandad de penitencia que procesiona en la tarde del Jueves Santo. Desde un punto de vista estrictamente artístico, esta imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado posee un interés discreto, máxime cuando se sustituyeron sus manos originales por otras que habían pertenecido al Ángel confortador del misterio de la Oración en el Huerto, de la cofradía de la Vera Cruz. Posee una corona de espinas metálica que se posa sobre los cabellos, tallados con una gran simplicidad volumétrica[xxxi].

    1. Parroquia de San Miguel. Morón de la Frontera.

    Durante décadas, la devoción a Jesús Cautivo en Morón de la Frontera se concitó alrededor de una versión pictórica existente en la parroquial de San Miguel, a la que llegaron a tributársele cultos solemnes en el altar mayor. Pero habría que esperar hasta 1943 para que este movimiento de piedad popular se articulara alrededor de una Hermandad de penitencia[xxxii]. Ese mismo año se encomendó la hechura de la imagen titular al escultor Antonio Illanes Rodríguez, que la finalizó en 1944 para protagonizar su primera salida procesional en la tarde del Domingo de Ramos. Las zonas visibles de esta escultura están trabajadas en madera de ciprés, empleándose el pino para el resto del cuerpo. En 1984 hubo de ser restaurada por Carlos Bravo Nogales quien, además de las pertinentes actuaciones conservativas, procedió a repolicromarla. Aunque en el ajuar de la imagen se conserva una corona de espinas de plata, no suele hacer uso de ella; de hecho, la encarnadura de su frente está limpia de heridas y regueros de sangre. Como feliz recurso naturalista, al ladear ligeramente la cabeza hacia la diestra, el cabello, tallado, cae con gran soltura y abundancia por ese lado. La cruz trinitaria circundada por una cadena conforma el escudo corporativo, y como tal figura en el centro de su estandarte.

    1. Parroquia de Santa María. Écija.

    En la parroquia mayor de Santa Cruz de Écija se conserva un interesante lienzo dieciochesco que reproduce, a manera de trampantojo “a lo divino”, una escultura de Jesús Cautivo y Rescatado en la hornacina central de un retablo, escoltada por las figuras, de pequeño formato, de San Juan de Mata y San Félix de Valois. La devoción que un grupo de ecijanos profesaba a esta representación pictórica, y el empuje del arcipreste Francisco Domínguez Fernández, justifican el encargo de una efigie escultórica al acreditado orfebre y escultor sevillano Cayetano González Gómez (1896-1975)[xxxiii], con destino a la parroquia de Santa María. La imagen estaba concluida en mayo de 1945, dictaminando la Comisión Diocesana de Arte Sacro que era “discreta bajo el punto de vista artístico y no indigna de culto público”; en verdad no se trata de una valoración demasiado entusiástica, en franca correspondencia con el mediocre interés que reviste su factura técnica. Las 7.000 pesetas de su coste fueron aportadas por suscripción popular y se abonaron al artista en abril de 1946. Concebida en principio para culto interno (mide 1,72 m.), asumió la función procesional tras la fundación de una Hermandad de penitencia que le rinde culto desde 1956, desfilando por las calles de Écija el Domingo de Ramos[xxxiv]. La corona de espinas se ha tallado sobre la cabeza, estando los ojos pintados sobre la madera. Ofrece un semblante apacible, subrayado por la actitud de sus labios sellados. El escultor Francisco Fernández Enríquez le incorporó un nuevo cuerpo en 1998[xxxv].

    1. Parroquia de San Eutropio. Paradas.

    En la parroquia de San Eutropio de Paradas radica la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora del Mayor Dolor, cuyo devenir histórico arranca en el año 1947, cuando un grupo de jóvenes de acción católica, aglutinados por el cura párroco, deciden fundar una corporación penitencial. La efigie del Señor Cautivo se debe al escultor granadino, afincado en Sevilla desde 1942, Rafael Barbero Medina (1913-1990)[xxxvi], quien la talló en 1949 por una suma de 4.000 pesetas. Importante fue la intervención de Manuel Pineda Calderón, que en 1963 aumentó las proporciones de su torso. Más recientemente, en 1995, la escultura ha vuelto a restaurarse con criterio científico por María Antonia Rojas Márquez[xxxvii]. A pesar de mostrar su frente contusionada y surcada por regueros de sangre, no luce corona de espinas. Digna de mencionarse, por su rareza en esta iconografía, es la postura retrasada que ofrece la pierna izquierda, con el  pie colocado en ángulo recto con respecto al derecho. La cruz trinitaria, en el escapulario y en el escudo corporativo, pregona la indudable vinculación de la imagen y de la propia cofradía a las raíces de esta devoción.

    1. Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación. Casariche.

    La imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado que recibe culto en su capilla propia de la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación de Casariche, como titular de una antigua cofradía de penitencia, es obra del ilustre y fecundo imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci (1882-1967), en cuyo taller se adquirió en el año 1953 por un precio de 7.000 pesetas[xxxviii]. La caracterización física de su rostro responde, en todo, a los grafismos rutinarios de su autor, debiendo señalarse el hecho de presentar la gruesa corona de espinas tallada sobre la cabeza. Sobre el pecho luce el acostumbrado escapulario con la cruz trinitaria, que también figura en el escudo corporativo y en el hábito penitencial de los nazarenos durante la estación del Jueves Santo[xxxix].

    1. Parroquia de San Sebastián. Alcalá de Guadaíra.

    El prolífico imaginero alcalareño Manuel Pineda Calderón (1906-1974)[xl] talló para su pueblo natal una imagen en madera de ciprés de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, donándola a la Hermandad que entonces se estaba constituyendo en la parroquia de San Sebastián[xli]. Se bendijo en el mes de marzo de 1955[xlii], procesionando por vez primera el Miércoles Santo de ese año. En su peana se localiza una placa con una inscripción que reza así: “A la memoria del Rvdo. D. Manuel Sánchez Santiago”, sacerdote que fuera amigo y director espiritual de Pineda Calderón, al tiempo que antiguo párroco de San Sebastián. Es de tamaño natural (mide 1,80 m.), con el cuerpo adecuadamente anatomizado y los brazos sin articular. Sus cabellos están tallados y ceñidos por una corona de espinas sobrepuesta. La cabeza se inclina para reforzar la expresividad resignada de su rostro y la actitud entregada de sus manos, encarnándose toda la escultura en tonalidades morenas[xliii].

    Jesús Cautivo y Rescatado. Manuel Pineda Calderón. 1955. Parroquia de San Sebastián. Alcalá de Guadaira (Sevilla)

    Jesús Cautivo y Rescatado. Manuel Pineda Calderón, 1955. Parroquia de San Sebastián, Alcalá de Guadaira, Sevilla.

    1. Parroquia de Santiago. Utrera.

    En 1957, el escultor sevillano José Paz Vélez (1931)[xliv], residente desde la década de 1960 en Las Palmas de Gran Canaria, ejecutó dos imágenes de Jesús Cautivo para sendas cofradías de Sevilla y Utrera, mostrando entre ambas un indudable parentesco a nivel formal e iconográfico. La Hermandad utrerana, cuya andadura se inició en la parroquia de Santiago en 1953, venía a recoger el testigo de una corporación letífica desaparecida, fundada “a honor y reverencia de la Stma. Trinidad, Redentor de Cautivos con título del Redentor Cautivo”, erigida en la ermita de Santa Marta, con regla aprobada en enero de 1717. La escultura de Paz Vélez sustituyó a otra, adquirida en los talleres gerundenses de Olot en 1954, que hoy se halla depositada en el vecino convento de las carmelitas[xlv]. Teñida la frente de sangre, ésta parece reflejar la hematidrosis sufrida durante la Oración en el Huerto, pues lo cierto es que la efigie se venera sin corona de espinas, aunque sí conserva el evocador escapulario con la cruz trinitaria.

    1. Ermita de San Sebastián. Brenes.

    En 1957 se fundó en la ermita de San Sebastián de Brenes la Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo, adquiriéndose ese mismo año su imagen titular al ya mencionado escultor Rafael Barbero Medina. En realidad, fue D. Víctor Torres Alcalá, por entonces Alcalde de la población, quien pagó su coste, donando la talla a la corporación nazarena. La primera estación de penitencia se verificó en la Semana Santa de 1958[xlvi]. La cabeza del Señor, de noble semblante y modelado suave, no ostenta corona de espinas sobre la cabellera tallada. Una vez más, el escapulario con la cruz trinitaria constituye su principal nexo de unión con el Cristo de Medinaceli.

    1. Casa de Pilatos. Sevilla.

    En la sacristía de la capilla de la Flagelación, bellísimo oratorio gótico-mudéjar del palacio ducal de Medinaceli conocido vulgarmente como la Casa de Pilatos[xlvii], se conserva la imagen de Jesús de Medinaceli que, como réplica del original madrileño, fue tallada por el escultor Juan Abascal Fuentes (1922-2003)[xlviii] en 1960. El encargo le vino dado por la recién fundada Pía Unión del Vía Crucis a la Cruz del Campo[xlix], y su coste de 25.000 pesetas fue costeado, a partes iguales, por la totalidad de las cofradías penitenciales hispalenses[l]. Su bendición, el 5 de febrero de 1961, corrió a cargo del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. José María Cirarda Lachiondo, por entonces Obispo Auxiliar de Sevilla, asistido por el canónigo capellán real D. José Sebastián y Bandarán[li]. Desde entonces, cada primer viernes de marzo preside en el citado oratorio, junto a la reliquia del Lignum  Crucis, la Eucaristía que precede a la celebración del piadoso ejercicio del vía crucis, que discurre por el interior de las galerías del patio principal del palacio.

    Jesús de Medinaceli. Juan Abascal Fuentes. 1961. Casa de Pilatos. Sevilla

    Jesús de Medinaceli. Juan Abascal Fuentes. 1961. Casa de Pilatos, Sevilla.

    1. Parroquia de San Ignacio de Loyola. Sevilla.

    En la parroquia de San Ignacio de Loyola, situada en la barriada sevillana del Polígono de San Pablo, y asignada desde 1988 a la Orden de la Santísima Trinidad, radica la Fervorosa y Trinitaria Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, Nuestra Señora del Rosario Doloroso, San Juan de Mata y San Ignacio de Loyola, erigida canónicamente el 5 de enero del año 2005[lii]. La efigie del Señor es obra del acreditado imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte[liii], quien la esculpió en madera de cedro, utilizando la técnica de la talla directa[liv]. Se contrató en el mes de julio de 1991 (Documentos números 1 y 2) y su bendición tuvo lugar en marzo de 1992, presidiendo la ceremonia el Vicario Episcopal de Zona D. Manuel de los Santos Sánchez-Barbudo.

    Jesús Cautivo y Rescatado. Luis Álvarez Duarte. 1992. Parroquia de San Ignacio de Loyola. Sevilla.

    Jesús Cautivo y Rescatado. Luis Álvarez Duarte, 1992. Parroquia de San Ignacio de Loyola, Sevilla.

    Esta imagen se aparta nítidamente en su resolución plástica e iconográfica del prototipo original seiscentista, por más que conserve su advocación y el escapulario trinitario sobre el pecho. La hermosa cabeza de expresión doliente, con abundante y movida cabellera de talla, responde a un modelo físico habitualmente empleado por su autor. Resulta importante subrayar que no presenta corona de espinas. Otro rasgo distintivo con respecto a su homónimo madrileño sería su actitud itinerante, con el torso algo encorvado y la pierna derecha retrasada. En la Semana Santa del año 2008 se estrenaron las cinco figuras secundarias, también esculpidas en madera de cedro por Álvarez Duarte, que lo acompañan en su estación de penitencia, representando el momento en que Jesús comparece ante Herodes (Lc. 23, 6-10), donde, además del Tetrarca de Galilea, figuran Caifás en su calidad de Sumo Sacerdote, un miembro del Sanedrín y dos soldados romanos[lv].

    1. Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves. La Algaba.

                Muy recientemente se ha constituido en la parroquia algabeña de Nuestra Señora de las Nieves la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista. Su primera estación de penitencia, tras quedar frustrada por las inclemencias meteorológicas en el año 2005, tuvo lugar el Miércoles Santo de 2006, figurando sobre el paso de misterio la figura de Jesús Cautivo esculpida por José Manuel Bonilla Cornejo, acompañada de un soldado romano y de Poncio Pilato, obras del escultor algabeño Miguel Ángel. La imagen del Señor lucía una túnica blanca sobre la que resaltaba el escapulario con la cruz trinitaria.

     

    [i] Porres Alonso, Bonifacio: Libertad a los Cautivos. Actividad redentora de la Orden Trinitaria. T. I. Redenciones de cautivos (1198-1785). Córdoba-Salamanca: Secretariado Trinitario, 1998. Una apretada síntesis en GARCÍA HERRERA, Antonio: “Los Trinitarios y las redenciones de cautivos” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 568. Sevilla, junio de 2006, pp. 419-421.

    [ii] MADRE DE DIOS, Alejandro de la: Crónica de los Descalzos de la Santísima Trinidad Redención de Cautivos. Tercera parte. Madrid, 1707. Citada por ÁLVAREZ DE LA FUENTE, Fr. José: Succesión Pontificia: epítome historial de las vidas, hechos y resoluciones de los Summos Pontífices desde San Pedro… hasta… Benedicto XIII. Parte octava. Madrid, 1746.

    [iii] Entre la abundante bibliografía que se ha ocupado de analizar los aspectos devocionales, históricos y artísticos de esta imagen, destacamos las monografías de FERNÁNDEZ VILLA, Domingo: Historia del Cristo de Medinaceli. Madrid, 1982; PORRES ALONSO, Bonifacio: Jesús Nazareno Rescatado en el tercer centenario (1682-1982). Córdoba, 1982; CARROCERA, Buenaventura de: La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno o el Cristo de Medinaceli: origen, historia, devoción, culto. Madrid, 1988. Sobre la Congregación madrileña de Jesús Nazareno, véase SÁNCHEZ MADARIAGA, Elena: “Fundación y primera época de la Cofradía de Jesús Nazareno en Madrid” en Actas del Congreso Internacional Cristóbal de Santa Catalina y las Cofradías de Jesús Nazareno. T. I. Córdoba, 1991, pp. 385-392. Una excelente síntesis se ofrece en los trabajos de GUEVARA PÉREZ, Enrique y CALLEJA MARTÍN, Pedro: Semana Santa en Madrid. Madrid, 2000, pp. 143-158 y GUEVARA PÉREZ, Enrique y RIVERA VÁZQUEZ, Mariano: Historia de la Semana Santa de Madrid. Madrid, 2004, pp. 104-105 y 138. La efigie fue restaurada en 1996 por Isabel Poza, Raimundo Cruz Solís y Cristóbal López Romero en el Instituto del Patrimonio Histórico Español de Madrid. Cfr. AGUIRRE, Begoña: “El Cristo de Medinaceli, restaurado por primera vez en cuatro siglos” en El País. Madrid, 11 de enero de 1997.

    [iv] WITKO, Andrés: Jesús Nazareno Rescatado. Roma-Madrid, 2004, pp. 24-25. Se hace eco de cómo “los autores trinitarios son de opinión completamente contraria y confirman que faltan fuentes para demostrar que la figura de Jesús Nazareno, antes de haber sido llevada a Mámora, constituía la propiedad de los capuchinos y que provenía de su convento en Sevilla”.

    [v] HERNÁNDEZ DÍAZ, José: “La imagen del Santo Cristo de Medinaceli” en Archivo Hispalense. T. XVIII. Sevilla, 1953, pp. 221-222.

    [vi] El contrato lo transcribe LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino: Desde Jerónimo Hernández hasta Martínez Montañés. Sevilla, 1929, p. 86. HERNÁNDEZ DÍAZ, José: “Imágenes pasionistas del escultor Luis de la Peña” en Calvario. Sevilla, 1947, s.p.

    [vii] Este rasgo morfológico, común a varias esculturas del entorno artístico de Martínez Montañés, ha sido apreciado por ROMERO TORRES, José Luis: “La imagen procesional de Jesús Nazareno en tierras gaditanas” en La Advocación de Jesús Nazareno. Actas del Congreso Nacional. T. I. Pozoblanco, 2007, p. 198.

    [viii] Se empleó la madera de cedro para la cabeza y ambas manos, y la de pino para el resto del cuerpo.

    [ix] En el prototipo original, la mano izquierda se apoya sobre el antebrazo derecho, mientras que la mano diestra sostiene ligeramente el izquierdo.

    [x] GALTIER MARTÍ, Fernando: “Los orígenes de la iconografía de Jesús Nazareno” en La Advocación de Jesús Nazareno. Actas del Congreso Nacional. T. I. Pozoblanco, 2007, p. 30.

    [xi] El estudio más completo sobre dicho convento y su iglesia se debe a GARCÍA HERRERA, Antonio: “Aproximación histórico-artística al estudio del antiguo templo de trinitarios descalzos propiedad de la Hermandad del Cristo de Burgos de Sevilla” en VI Simposio sobre Hermandades de Sevilla y su provincia. Sevilla, 2005, pp. 119-152. Recibía culto en el retablo situado en el lado de la Epístola del crucero, en cuyas repisas laterales se ubicaban las tallas de Santa Inés y Santa Catalina de Alejandría, y en el ático la de San Fernando. Tras la revolución septembrina de 1868, dicho retablo fue entregado a la parroquia de Nuestra Señora de la Oliva de Salteras. Cfr. TASSARA Y GONZÁLEZ, José María: Apuntes para la historia de la Revolución de septiembre del año de 1868, en la ciudad de Sevilla. Sevilla, 1919, p. 92.

    [xii] Piadosa Novena a Jesús Nazareno bajo la advocación del Divino Redentor Cautivo y Rescatado cuya Imagen se venera en la Parroquia de San Ildefonso de esta ciudad. Sevilla, 1928, p. 9. Debo el conocimiento de este impreso a la generosidad de mi buen amigo D. Juan Carlos Martínez Amores.

    [xiii] Tenemos noticia de la existencia de esta Confraternidad al menos hasta 1928, cuando se imprime la quinta edición de la Novena compuesta por el canónigo de la Catedral de Sevilla D. José Roca y Ponsa. Era entonces su Presidenta Dª María Tixe de Isern, autora de unos Gozos a Jesús Cautivo insertos también en el impreso de dicha Novena.

    [xiv] Piadosa Novena a Jesús Nazareno bajo la advocación del Divino Redentor Cautivo y Rescatado cuya Imagen se venera en la Parroquia de San Ildefonso de esta ciudad. Op. cit., pp. 9-10.

    [xv] Por Bula de Su Santidad Pío X fechada el 25 de abril de 1909, este altar fue agregado a la Basílica de San Juan de Letrán de Roma.

    [xvi] MARTÍNEZ ALCALDE, Juan: “Las imágenes pasionistas que no salen (III)” en Diario ABC. Sevilla, 5 de abril de 1987, p. 102.

    [xvii] Piadosa Novena a Jesús Nazareno bajo la advocación del Divino Redentor Cautivo y Rescatado cuya Imagen se venera en la Parroquia de San Ildefonso de esta ciudad. Op. cit., p. 5. WITKO, Andrés: Jesús Nazareno Rescatado. Op. cit., p. 56. El profesor Guerrero Lovillo fechó la imagen en la segunda mitad del siglo XVII. GUERRERO LOVILLO, José: Guía Artística de Sevilla. Sevilla, 1986, p. 136.

    [xviii] MARTÍNEZ ALCALDE, Juan: “Las imágenes pasionistas que no salen (III)”. Op. cit., p. 102. GARCÍA GUTIÉRREZ, Pedro Francisco y MARTÍNEZ CARBAJO, Agustín Francisco: Iglesias de Sevilla. Madrid, 1994, p. 238. AA.VV.: Guía Artística de Sevilla y su provincia. T. I. Sevilla, 2004, p. 150. GARCÍA HERRERA, Antonio: “Aproximación histórico-artística al estudio del antiguo templo de trinitarios descalzos propiedad de la Hermandad del Cristo de Burgos de Sevilla”. Op. cit., p. 139.

    [xix] Archivo de la Hermandad Sacramental de Santa María Magdalena de Sevilla. Libro de Actas 1709-1737. Cabildo 8-febrero-1711, f. 20r-v. La comunidad trinitaria se propone organizar el 15 de febrero una procesión pública, “con el motibo del estreno de su capilla de la efigie de Jesús Nazareno y en hazimiento de gracias de los buenos subsesos desta Monarquía y Victorias de nuestro Rey D. Phelipe quinto, y en desagravio de la ynjuria que consintieron los enemigos herexes con Su Majestad Sacramentado”, para lo cual solicitaban la custodia de asiento que era propiedad de la Hermandad Sacramental de la parroquia de Santa María Magdalena, la que le sería concedida.

    [xx] CASCALES MUÑOZ, José: Las Bellas Artes Plásticas en Sevilla. T. II. Toledo, 1929, pp. 65-66.

    [xxi] Agradezco a D. José María Gamero Viñau, escultor y Dr. en Bellas Artes, su amabilidad al facilitarme el informe y material gráfico de esta restauración.

    [xxii] Piadosa Novena a Jesús Nazareno bajo la advocación del Divino Redentor Cautivo y Rescatado cuya Imagen se venera en la Parroquia de San Ildefonso de esta ciudad. Op. cit., pp. 5-6.

    [xxiii] Se halla situada en el muro de los pies, bajo un dosel y ante un resplandor de metal plateado.

    [xxiv] La trayectoria vital y profesional de Sánchez-Cid, así como su aportación a la plástica escultórica sevillana del siglo XX, la resumen BANDA Y VARGAS, Antonio de la: “Panorámica de la escultura sevillana en el siglo XX” en Homenaje al Prof. Dr. José Hernández Díaz. T. II. Sevilla, 1982, p. 759. SANTOS CALERO, Sebastián: “La renovación formal de la escultura sevillana” en Boletín de Bellas Artes. 2ª Época, nº XVI. Sevilla, 1988, p. 130. BLÁZQUEZ SÁNCHEZ, Fausto: La escultura sevillana en la época de la Exposición Ibero-Americana de 1929. (1900-1930). Ávila, 1989, pp. 130-131. BANDA Y VARGAS, Antonio de la: De la Ilustración a nuestros días en “Historia del Arte en Andalucía”. T. VIII. Sevilla, 1991, pp. 290-291. SANTOS CALERO, Sebastián: “Sánchez-Cid Agüero, Agustín” en Diccionario de Ateneístas. T. I. Sevilla, 2002, pp. 395-396. La imagen del Cautivo, como obra de Sánchez-Cid, es citada por VALENCINA, P. Diego de: El incendio de la Capilla de San José. Sevilla, Imprenta Provincial, 1939, p. 32. MARTÍNEZ ALCALDE, Juan: “Las imágenes pasionistas que no salen (III)”. Op. cit., p. 103. GARCÍA GUTIÉRREZ, Pedro Francisco y MARTÍNEZ CARBAJO, Agustín Francisco: Iglesias de Sevilla. Op. cit., p. 467. LAFITA GORDILLO, María Teresa: Las artes plásticas en Sevilla durante la Segunda República. Sevilla, 2005, pp. 43 y 113.

    [xxv] “Una nueva efigie del Señor Cautivo” en El Liberal. Sevilla, viernes 3 de marzo de 1933, p. 1.

    [xxvi] “Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría” en El Liberal. Sevilla, sábado 4 de marzo de 1933, p. 1. En la junta general celebrada el 1 de marzo, se tomaron, entre otros, los siguientes acuerdos: “Felicitar muy cumplidamente al excelentísimo señor director general de Bellas Artes por la terminación de las obras de restauración de la bellísima capilla de San José, monumento nacional, incendiada por una turba de desalmados, en Mayo de 1931; estas obras se han realizado en gran parte con el subsidio del Estado; la felicitación es extensiva al joven arquitecto sevillano don Manuel Rodríguez Cano, que las ha dirigido con singular pericia y esmero”.

    [xxvii] VALENCINA, P. Diego de: El incendio de la Capilla de San José. Op. cit., pp. 32-33.

    [xxviii] “Una nueva efigie del Señor Cautivo”. Op. cit., p. 1. “Hoy ha sido bendecida y colocada a la izquierda del altar mayor, donde mañana, primer viernes de marzo, se le dedicarán solemnes cultos. Reciba el señor Sánchez-Cid, con motivo de este nuevo y sazonado fruto de su esclarecido ingenio, la expresión sincera de nuestras alabanzas”. Pocos meses después, el 15 de noviembre de 1933, Agustín Sánchez-Cid fue nombrado Académico Numerario de la Real de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.

    [xxix] Sobre este escultor, que fue capaz de aunar en su obra la tradición figurativa con una cierta modernidad plástica, y que supo cultivar toda clase de técnicas y abordar los más diferentes asuntos, pueden consultarse, entre otros, los trabajos publicados por BANDA Y VARGAS, Antonio de la: “Evocación del escultor Antonio Illanes (1901-1976)” en Boletín de Bellas Artes, 2ª Época, nº V. Sevilla, 1977, pp. 93-105 y por RODA PEÑA, José: “Illanes Rodríguez, Antonio” en Diccionario de Ateneístas. T. I. Sevilla, 2002, pp. 227-228.

    [xxx] Esta cofradía cuenta con una monografía. AA.VV.: Cincuenta Aniversario, 1939-1989. Real Hermandad del Santísimo Sacramento, Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Esperanza. Dos Hermanas, 1990. Una síntesis por LÓPEZ GUTIÉRREZ, Antonio J.: “Real Hermandad del Santísimo Sacramento, Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Esperanza” en Misterios de Sevilla. T. IV. Sevilla, 1999, pp. 31-43.

    [xxxi] HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador: “Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista” en Misterios de Sevilla. T. III. Sevilla, 1999, pp. 380-389.

    [xxxii] Se ha publicado una monografía sobre esta corporación: Cincuentenario Fundacional 1944-1994. Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Paz. Sevilla, 1994. Una apretada síntesis en PÉREZ GONZÁLEZ, Silvia María: “Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Paz” en Misterios de Sevilla. T. V. Sevilla, 1999, pp. 118-127.

    [xxxiii] GARCÍA OLLOQUI, María Victoria: Orfebrería sevillana: Cayetano González. Sevilla, 1992. Fecha erróneamente esta escultura en 1947, en pp. 304 y 343.

    [xxxiv] MARTÍN OJEDA, Marina y GARCÍA LEÓN, Gerardo: “Ilustre y Fervorosa Hermandad de la Entrada de Jesús en Jerusalén, Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas” en Misterios de Sevilla. T. IV. Sevilla, 1999, pp. 90-99.

    [xxxv] Un apurado análisis de esta imagen lo ofrece GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel: “Escultura e iconografía de los siglos XIX y XX en Écija” en Écija en la Edad Contemporánea. Actas del V Congreso de Historia. Écija, 2000, pp. 20-21.

    [xxxvi] CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: “La vida y la obra del imaginero Rafael Barbero” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 370. Sevilla, julio de 1990, separata nº 7. DÍAZ VAQUERO, María Dolores: Imagineros andaluces contemporáneos. Córdoba, 1995, pp. 163-164 y 270-274.

    [xxxvii] REMÍREZ MUNETA, Jesús: Hermandad de Ntro. Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora del Mayor Dolor de la villa de Paradas en sus bodas de plata fundacionales. Sevilla, 1973. PASTOR TORRES, Álvaro: “Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora del Mayor Dolor” en Misterios de Sevilla. T. V. Sevilla, 1999, pp. 248-259.

    [xxxviii] El estudio más completo que se ha publicado sobre este escultor se debe a ROSA MATEOS, Antonio de la: Castillo Lastrucci. Su obra. Almería, 2004. El Cautivo de Casariche se cataloga en la página 192.

    [xxxix] GARCÍA MARTÍNEZ, Manuel Jesús y Antonio Claret: “Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora de los Dolores” en Misterios de Sevilla. T. III. Sevilla, 1999, pp. 342-347.

    [xl] La primera semblanza biográfica y artística de este escultor, así como la primera catalogación completa de su obra escultórica, la ofreció RODA PEÑA, José: “El escultor Manuel Pineda Calderón (1906-1974)” en II Simposio sobre Hermandades de Sevilla y su provincia. Sevilla, 2001, pp. 231-261. Recientemente se ha publicado la monografía de GARCÍA GARCÍA, Juan Jorge: El escultor Manuel Pineda Calderón (1906-1974). Aproximación a su obra religiosa en Alcalá de Guadaíra. Sevilla, 2005.

    [xli] El decreto de erección canónica se firmó el 13 de enero de 1955. Una síntesis histórico-artística de la Hermandad en GARCÍA MARTÍNEZ, Antonio Claret y Manuel Jesús: “Antigua y Venerable Hermandad Servita de María Stma. de los Dolores y Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre Jesús Cautivo y Rescatado y Ntra. Sra. de la Esperanza” en Misterios de Sevilla. T. III. Sevilla, 1999, pp. 56-69.

    [xlii] RODA PEÑA, José: “El escultor Manuel Pineda Calderón (1906-1974)”. Op. cit., p. 246.

    [xliii] Ofrece una detallada descripción de la escultura GARCÍA GARCÍA, Juan Jorge: El escultor Manuel Pineda Calderón (1906-1974). Aproximación a su obra religiosa en Alcalá de Guadaíra. Op. cit., pp. 66-68.

    [xliv] Una breve semblanza biográfica de este escultor la brinda GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel: “Imaginería de la Semana Santa de Sevilla en la segunda mitad del siglo XX” en Las Cofradías de Sevilla en el siglo XX. Sevilla, 1992, pp. 324-326.

    [xlv] MAYO RODRÍGUEZ, Julio: “Pontificia e Ilustre Hermandad Sacramental de la Inmaculada Concepción y Ánimas Benditas y Cofradía de Nazarenos del Santo Cristo de Santiago, Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora de las Lágrimas” en Misterios de Sevilla. T. V. Sevilla, 1999, pp. 452-463.

    [xlvi] GARCÍA MARTÍNEZ, Antonio Claret y Manuel Jesús: “Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo” en Misterios de Sevilla. T. III. Sevilla, 1999, pp. 196-201.

    [xlvii] Sobre dicha capilla, construida a finales del siglo XV, puede consultarse la monografía de LLEÓ CAÑAL, Vicente: La Casa de Pilatos. Madrid, 1998, p. 19.

    [xlviii] La figura de Juan Abascal ha sido tratada por GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel: “La escultura de Juan Abascal Fuentes en Huelva e Hispanoamérica” en Actas de las VI Jornadas de Andalucía y América. T. I. Sevilla, 1987, pp. 275-313. DÍAZ VAQUERO, María Dolores: Imagineros andaluces contemporáneos. Op. cit., pp. 157-159 y 257-260. GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel: “Imaginería de la Semana Santa de Sevilla en la segunda mitad del siglo XX”. Op. cit., pp. 321-324. COVELO LÓPEZ, Juan Manuel: “Los Monumentos de Juan Abascal Fuentes en Sevilla” en Aparejadores, nº 66. Sevilla, marzo de 2004.

    [xlix] “Una imagen del Cautivo para el Vía-Crucis de la Cruz del Campo” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 10. Sevilla, julio de 1960, p. 10. “La Pía Unión de la Hermandad del Vía-Crucis a la Cruz del Campo, ha encargado la talla de una imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo, copia de la del de Medinaceli, de Madrid, que seguramente estará terminada para la procesión cuaresmal del próximo año”.

    [l] Libro de Actas de la Pía Unión del Vía Crucis a la Cruz del Campo 1958-. Cabildo de 5 de febrero de 1961, f. 9v. Por entonces estaban erigidas en la capital hispalense 52 cofradías de penitencia, debiendo abonar cada una de ellas 480,75 pesetas para sufragar el coste de la citada imagen. En el cabildo celebrado el 28 de enero de 1962 (f. 10v.) se recuerda que aún faltaban 39 hermandades por satisfacer dicha cantidad.

    [li] GONZÁLEZ MORENO, Joaquín: Vía Crucis a la Cruz del Campo. Sevilla, 1992, pp. 87 y 192. Su autoría ya había sido mencionada por MARTÍNEZ ALCALDE, Juan: “Las imágenes pasionistas que no salen (III)”. Op. cit., p. 103. La Pía Unión del Vía Crucis a la Cruz del Campo, formada básicamente por los Hermanos Mayores de las cofradías de penitencia y por los miembros del Consejo General de Hermandades y Cofradías, está presidida por el titular de la Casa Ducal de Medinaceli.

    [lii] ROMERA DOMÍNGUEZ, Esteban: “Dos nuevas Cofradías de Penitencia para Sevilla” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 552. Sevilla, febrero de 2005, pp. 81-83. Siendo agrupación parroquial recibió el título de Trinitaria por decreto del Ministro General de la Orden de la Santísima Trinidad, fray José Gamarra Mayor, fechado el 8 de marzo de 1991.

    [liii] Una ajustada valoración de su personalidad artística y trayectoria profesional nos la ofrece DÍAZ VAQUERO, María Dolores: Imagineros andaluces contemporáneos. Op. cit., pp. 99-105, 160-162 y 260-265.

    [liv] El proceso de realización de esta talla se encuentra recogido en un vídeo rodado por Salvador Vélez, bajo el título de “Divina Madera”. Véase además FUERTES, José Mª: “Luis Álvarez Duarte. Sus últimas obras. Sus grandes amigos” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 393. Sevilla, junio de 1992, pp. 30-33.

    [lv] ROMERA DOMÍNGUEZ, Esteban: “Cautivo y Rescatado. Presentación de la maqueta del misterio” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 573. Sevilla, noviembre de 2006, p. 723. MILLÁN, Rocío S. y JIMÉNEZ SAMPEDRO, Rafael: “Cautivo y Rescatado. Primera estación de penitencia a la Catedral” en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 590. Sevilla, abril de 2008, pp. 371-372.