Armado con espada ceñida y vestido con media armadura y gorguera con gran lechuguilla, según la moda del reinado de Felipe III, a juego con los puños, el retratado como orante es Juan de Acebedo, el único del conjunto de cuatro esculturas funerarias de la capilla de San Juan Bautista de Hoznayo que carece de inscripción. Como la de su hermano mayor, Juan Bautista, fue encargada por Fernando de Acebedo, el menor de los hermanos, al escultor soriano Gabriel de Pinedo en 1612.
Es el tercero de los cuatro hermanos Acebedo y de él solo sabemos, gracias a Escagedo y Salmón (1923) que fue caballero de la orden de Santiago —cuya cruz luce grabada en el pecho—, Alguacil Mayor de la Inquisición, Capitán General de Asturias —que posiblemente evoquen el morrión adornado con plumas colocado sobre el sitial y el bastón pegado al almohadón sobre el que se arrodilla— y alcaide perpetuo de la fortaleza de Ampudia, cuyo señor era Francisco de Sandoval y Rojas, I duque de Lerma, lo que indica que somo el resto de los hermanos era hechura del poderoso Valido de Felipe III.