La colección Medinaceli conserva dos retratos femeninos pintados por Juan Carreño Miranda muy similares en composición, calidad, belleza y tamaño. Los dos poseen una gama de colores muy parecida predominando los tonos oscuros entre los que destacan la delicada blancura de las mangas abullonadas, que contrastan con los brillos de las tiras de terciopelo negro, y las flores con que adornan sus peinados. Para Alfonso Pérez Sánchez (1986, p.216), esta es “una de las imágenes más simpáticas entre los múltiples retratos femeninos pintados por Carreño” y “ejemplo soberbio de la maestría y seguridad del pintor al interpretar la moda refinada de hacia 1660-70”. Tradicionalmente se ha identificado con alguna de las hijas del VIII duque de Medinaceli, pero esta datación obliga a investigar dentro de la generación anterior.