Presumiblemente natural de Sevilla, donde habría nacido hacia 1605 —año aproximado que se deduce de su primer matrimonio en 1631— fue, al decir de Ceán Bermúdez, discípulo de Francisco Herrera el Viejo de quien puedo aprender un elegante manejo del dibujo.
Aunque su primera obra firmada no aparece hasta 1657, estuvo activo en Sevilla desde la década de 1630 con un obrador que, por el número de aprendices que la documentación archivística arroja, debió ser singularmente prolífico, lo que explicaría la desigual calidad de su obra detectada por su mejor conocedor, Enrique Valdivieso. A juzgar por su aparición como maestro examinador desde 1651, debió estar bien considerado dentro del gremio, vinculándose desde el primer momento a la Academia de Pintura que fundó Bartolomé Esteban Murillo en 1659, institución que llegó a presidir en dos ocasiones en la década de 1660.
De acuerdo con su testamento falleció en la pobreza el año de 1677, lo que contrastaría con la existencia bastante desahogada que, según otros documentos, tuvo y durante la que, según Valdivieso, pudo desarrollar un estilo propio sin tener que subordinarse a las figuras dominantes de Zurbarán, Murillo o Valdés Leal.