Gabinete de Pilatos
La qubba de la arquitectura islámica
Las dimensiones y la rica decoración de esta estancia permiten afirmar que hereda algunas de las características del salón principal de ceremonias, aula regia o qubba, de la arquitectura hispanomusulmana, lo que nos invita a pensar que debió tener un papel singular en el ceremonial de este palacio. La qubba de la arquitectura islámica —que en los territorios de la Corona de Castilla se adoptó como uno de los tipos preferidos para la construcción de salas de recepción regias y nobiliarias— es una estancia de planta cuadrada que forma un volumen cúbico, que simboliza la tierra, cubierta por un techo no plano, que puede tener forma de cúpula, bóveda o artesa, y que servía de evocación de la bóveda celeste. Aunque esta estancia está cubierta por una bella armadura plana, o alfarje de lacería, recientemente restaurada, su configuración con ruedas de diez lazos, que tienen como centro de la composición estrellas de diez puntas, se asemeja mucho a la utilizada en las cúpulas mudéjares, por lo que es posible que se le quisiera conceder la misma función de representación simbólica de la bóveda celeste.
La doble casa
Lo más sobresaliente del palacio medieval, del que esta estancia forma parte —y lo que supone una extraordinaria singularidad en la Sevilla de la época— es que se organizara con la misma disposición y tuviera, abriendo al patio, salones de idéntica escala y suntuosidad, tanto en la planta alta como en la baja. Así, este Gabinete de Pilatos, tiene una correspondencia exacta en planta alta con una estancia que debía tener, en el palacio de invierno, la misma función ceremonial y que, por no tener otro piso encima, se cubre, esta vez sí, con una bella armadura en forma de artesa octogonal.
Estos grandes salones eran las estancias públicas de representación del palacio y a su espalda, hacia la calle Imperial, daban acceso a una parte más doméstica, casi enteramente desaparecida con las reformas de los siglos XIX y XX, constituida por habitaciones menores dispuestas en torno a pequeños patios irregulares que debemos imaginar habitadas, no solamente por la familia y los parientes, sino por una extensa nómina de criados y esclavos.