Ya en 1716 aparece esta magnífica obra de Recco en el inventario de bienes muebles realizado a la muerte de Francisco de Benavides, IX Conde de Santisteban, con la siguiente descripción: "Otra pintura de un negro y diferentes barros y vidrios, la Figura del Negro de mano de Jordan...", informándonos así de que el sirviente negro que aparece en el ángulo inferior izquierdo lo pintó Luca Giordano cuya colaboración con el taller de Recco es bien conocida. Don Francisco de Benavides pudo adquirir este cuadro o incluso encargarlo durante su larga estancia en Italia desde 1678 hasta 1696 primero como Virrey del reino de Sicilia y después del de Nápoles.
Recco exhibe la maestría que le caracterizaba en la acumulación barroca de objetos en planos sucesivos y en el tratamiento de los materiales: en un primer plano pinta una complicada cristalería veneciana junto con la típica cerámica mayólica y añade exotismo a la composición con los otros objetos orientales que dispone en diferentes planos otorgando profundidad a la obra. En el ángulo inferior izquierdo aparece la figura citada del sirviente negro que, ocultando un paisaje típicamente italiano, se asoma entre objetos de cristal y cerámica vestido con traje oriental. Porta en sus manos una bandeja de metal cubierta por objetos similares a los representados en el resto del cuadro. El segundo plano se completa con un rico fondo ornamental en el que formas arquitectónicas, una cortina con cordón, un jarrón clásico adornado con flores, unos objetos de cristal apoyados horizontalmente y varios jarrones ayudan a dar profundidad ayudados por un ténue cielo azul verdoso. En la parte superior del jarro persa, situado en la parte inferior derecha, se puede leer: “Go.° Recco.F. 1679”