Fundación Casa Ducal de Medinaceli

Restitución de San Juan Bautista Niño







En 1994, la Fundación Casa Ducal de Medinaceli por iniciativa de su Presidente, el Duque de Segorbe y por mediación de la marquesa de Bona de Frescobaldi y del profesor Giorgio Bonsanti, depositó en el Opificio delle Pietre Dure centro de restauración de extraordinario prestigio en la conservación de materiales pétreos, cuyo origen se remonta a 1588, los diecisiete fragmentos conservados de un San Juan Bautista niño entonces atribuido a Miguel Ángel, autoría hoy confirmada, procedente de la Capilla del Salvador de Úbeda que fue destrozado en 1936.  

Desde el principio el Opifico aceptó que el fin no podía ser la mera conservación material  de cada fragmento que solo serviría para perpetuar la memoria del acto vandálico de su destrucción, sino la recomposición con nuevas piezas añadidas a las originales para restituir la escultura a su estado original, devolviéndole su dignidad y visibilidad. La ejecución material de la restauración propiamente dicha se realizó en el último año y medio, entre 2012 y 2013. Todos los años anteriores se centraron en la investigación y en la búsqueda de un método que, además de cumplir el fin antedicho, funcionara mecánicamente y fuera respetuoso con los criterios internacionales de restauración.

Una de las grandes dificultades era que las piernas que se modelarían en un material moderno completamente distinto al mármol, para su diferenciación, habría de soportar tanto los cincuenta kilos que pesaba el mármol del fragmento original de la cadera, como los treinta kilos de los fragmentos restantes del busto y la cabeza. En un principio se pensó en un método artesanal de restitución que se vio que era una vía imposible.

Gracias a las tecnologías de vanguardia de reconstrucción volumétrica a partir de imágenes en dos dimensiones, se consiguió construir una imagen digital tridimensional que permitía localizar con total exactitud la posición de los fragmentos conservados (que resultaron ser catorce de los diecisiete) y modelar fielmente las piezas nuevas en fibra de vidrio con una estructura de acero inoxidable en su interior de forma que fuera invisible.

Alcanzado este punto técnico, quedaba únicamente fijar los criterios de restauración que se pueden sintetizar en la recuperación de la legibilidad completa de la escultura, la reconocibilidad de las partes nuevas y la reversibilidad de todo el proceso. Este último punto se ha conseguido mediante el montaje de la escultura con imanes, de suerte que si aparecieran nuevos fragmentos originales se podrían fácilmente sustituir.

Restaba por último patinar las partes nuevas para aproximarlas visualmente a los fragmentos originales previamente limpiados mediante técnica láser, aplicada también al fragmento de la cabeza, sin llegar en él a alcanzar el mismo blanco del original de Carrara, por haber sido éste fragmento arrojado a una hoguera en 1936 alterando de forma irreversible la composición del mármol.

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Imágenes de la intervención