Van Wittel, Gaspar

Apodo

Circa 1653, Amersfoort - 1736, Roma

Gaspar van Wittel, nació hacia 1653 en Amesfoort.  En la cercana a Utrecht se inició en la pintura como aprendiz en el taller Matthias Withoos, pintor de escenas de género. En 1674 se estableció en Roma, donde se puso al servicio de su compatriota Cornelius Meyer, un ingeniero hidráulico encargado por el papa Clemente X de estudiar la navegabilidad del Tiber desde Perugia a Roma, proyecto para el que realizó cincuenta dibujos de carácter topográfico. Este trabajo marcará su vida y su posición en la historia del arte, pues después de él continuó en Roma pintando sus primeras vistas urbanas de la capital, donde empezará a ser conocido como Vanvitelli y apodado “Gaspare degli Occhiale”, una doble alusión a sus problemas de visión y a la necesidad de usar lentes para poder ejecutar la minuciosa técnica, casi miniaturista, de sus vistas. 

Sus dos principales mecenas fueron Luis Francisco de la Cerda (1660-1711), IX duque de Medinaceli, embajador en Roma y virrey de Nápoles, que llegó a reunir, al menos, treinta y cinco vistas de Italia —de las que la Fundación Casa Ducal de Medinaceli conserva seis—, y Filippo II (1663-1714), Gran Condestable del reino de Nápoles y Príncipe de Paliano, quien continuó la colección de vistas de Vanvitelli iniciada por su padre, Lorenzo Onofrio (1637-1689), colección que no se ha dispersado tanto como la del primero y que aún puede verse en el Palacio Colonna de Roma. 

Al casar, en 1681, con la hermana menor del fututo virrey, Lorenza de la Cerda, Filipo II había emparentado con él mucho antes de su llegada a Italia, en 1684, como capitán General de las Galeras de Nápoles, por lo que es poco probable que, como se supone generalmente, este no iniciara su relación con Vanvitelli hasta su nombramiento como Virrey de Nápoles. Mucho más probable es que fuera su cuñado quien le presentara al pintor y que ya, desde Roma, iniciara la colección y que esta se enriqueciera cuando, tras algunos años en el virreinato, llamara al pintor para confiarle la tarea de retratar las perspectivas más bellas de la ciudad y del reino partenopeos, cuyo embellecimiento edilicio debía considerar un asunto casi de familia, no solo por la contribución propia, sino porque desde su tío abuelo, Pascual de Aragón, de los siete virreyes que le habían precedido, todos menos uno eran tíos paternos o maternos suyos. En cualquier caso, la relación entre el pintor y el IX duque llegó a ser tan estrecha que Vanvitelli lo eligió padrino de bautismo de su primogénito, bautizándolo con su nombre, Luigi, hijo que, en cierto modo, eclipsó el apellido de su padre, al desarrollar una carrera en la arquitectura que culminó en la magna obra de la Reggia di Caserta.

Gaspar Vanvitelli es considerado como el iniciador de un género nuevo, el vedutismo, italianismo con el que se hace referencia al conjunto de vistas, generalmente urbanas, pintadas en perspectiva panorámica, que hoy llamaríamos fotográfica, y que encontrará su apogeo en la Venecia dieciochesca, cuya modernidad y novedad radicaban en que el pintor fundir la novedades tecnológicas de uso de instrumentos ópticos para plasmar la realidad del natural, muy difundidas en Holanda, con el espíritu clasicista romano que, a finales del XVII, buscaba nuevos caminos para corregir los excesos del Barroco.